La Gerencia Regional de Salud de Castilla y León (Sacyl) ha aprobado el protocolo para la indicación, uso y autorización de dispensación de antipiréticos por parte del personal de enfermería que hasta la fecha estaban sujetos a prescripción médica. “Con estas actuaciones se pretende colaborar en la consecución del objetivo terapéutico de resolver con la mayor agilidad posible sintomatologías asociadas a la fiebre”, indican a GM desde la Consejería de Sanidad autonómica.

Con este ya son tres los protocolos publicados en la región para regular la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte del personal de enfermería de la Sacyl, pues el de la fiebre se une a los ya vigentes de ostomías y de heridas y quemaduras. Además, confirman desde la Consejería de Sanidad de Castilla y León que se encuentran en vías de elaboración dos más: anticoagulantes orales y deshabituación tabáquica. “Castilla y León es una de las comunidades autónomas que más avanza en este sentido”, remarcan. De hecho, indican que estos protocolos están en abierto en la web del Portal de Salud, “son acceso libre por si pueden aportar valor a otras comunidades autónomas”, añaden.

Cuantificación de las prescripciones

Con el objetivo de conocer el impacto de esta medida, desde la Consejería corroboran que se va a realizar un seguimiento tanto cuantitativo, como de otros aspectos. De hecho, señalan que desde que se publicó el primer protocolo en el que fusionaron dos guías (heridas y quemaduras) se hace un seguimiento mensual de los medicamentos que han sido indicados (no prescritos) por enfermera/o, tanto de medicamentos que no precisan prescripción médica como de aquellos medicamentos sujetos a prescripción médica conforme al protocolo aprobado por Sacyl.

En este sentido, también insisten en que la implementación de este tipo de protocolos es “una necesidad”. “Las comunidades autónomas debemos elaborar los protocolos que permitan adaptar las guías del ministerio en el contexto de un trabajo colaborativo y/o complementario con la finalidad de proporcionar una respuesta adecuada a las necesidades del paciente”, sostienen. “Sin duda redundará en un beneficio para los ciudadanos y para el propio sistema sanitario, beneficio que las enfermeras/os estamos preparados para asumir y ofrecer con rigor, profesionalidad y desde la práctica basada en evidencia científica”, hacen hincapié.

Una medida aplaudida por la profesión

Desde el Consejo General de Enfermería celebran su aprobación. En palabras de su presidente, Florentino Pérez Raya, “las guías publicadas por el Ministerio y, a su vez, los protocolos de cada comunidad autónoma hacen justicia al desarrollo profesional que las enfermeras y enfermeros han experimentado, en los últimos años”. Siguiendo esta línea, añade que “esto lo que permite es agilizar la atención, descongestionar el sistema e incrementar la seguridad jurídica de las enfermeras. Todo ello beneficia al paciente”.

Motivo de ello, Pérez Raya incide en que tanto esta como las otras nueve guías disponibles (diabetes, hipertensión, heridas, quemaduras, ostomías, anticoagulación, fiebre, deshabituación tabáquica, anestésicos locales e infección de tracto urinario inferior no complicada en mujeres adultas) “deben ser incorporadas por todas las comunidades autónomas para dar esa seguridad jurídica a las enfermeras y ayudar a agilizar la atención de muchas personas en nuestro sistema sanitario”.

Optimización de las competencias profesionales

Para hacer factible la aplicabilidad del mencionado protocolo se han adoptado las medidas técnicas necesarias en el módulo de prescripción de receta electrónica para que el personal de enfermería acreditado ya pueda realizar la indicación de medicamentos sujetos a prescripción médica incluidos en este nuevo protocolo, ya que la Dirección Técnica de Farmacia lo ha incorporado en el campo denominado ‘Guías/Protocolos’ donde aparecerá junto al protocolo de heridas, el de quemaduras y el de ostomías, aprobados hace tiempo.

Desde la Consejería de Sanidad de la comunidad autónoma alegan que la aplicación de este protocolo en la práctica asistencial supone la optimización de las competencias profesionales de la enfermería y el desarrollo de actuaciones de valor consistentes en:

  • Educar a la persona y/o al cuidador/a en el manejo del tratamiento farmacológico y de los cuidados asociados.
  • Establecer estrategias para mejorar la adherencia terapéutica a la medicación a través del seguimiento y control del tratamiento y monitorización de los resultados en salud.
  • Detectar e informar de efectos adversos relacionados con el tratamiento farmacológico.
  • Realizar un seguimiento con el objetivo de prevenir la aparición de complicaciones asociadas al tratamiento y a la propia patología.
  • Facilitar la accesibilidad para las actuaciones relacionadas con la medicación evitando o reduciendo citas innecesarias o demoras para el inicio, prórroga, modificación o interrupción de tratamientos.
  • Reducir la variabilidad en la práctica clínica, adecuando y actualizando esta guía y los protocolos que se deriven de la misma en base a las últimas evidencias disponibles.
  • Maximizar la eficiencia y efectividad de la atención sanitaria y los tratamientos que se derivan de la misma.

Un paso más

El Boletín Oficial del Estado (BOE) ya recogió a principios de año la nueva guía para la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica por parte de las enfermeras, aprobada el 16 de octubre de 2023 en la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y validada por la Dirección General de Salud Pública.

El BOE indicó que los fármacos incluidos en esta guía de clasificación ATC son el ibuprofeno y el paracetamol. Al respecto, el profesional de enfermería podrá intervenir en el inicio del tratamiento, en su prórroga o modificación de la pauta, en la interrupción temporal o en la finalización del tratamiento en relación a estos medicamentos. Según informan desde la Consejería de Sanidad de la autonomía, “la actuación enfermera que describe este protocolo se circunscribe, por tanto, al manejo farmacológico de la fiebre como síntoma, y en ningún caso excluye la valoración médica con la aplicación de las medidas que la situación clínica del paciente precise”.


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