Esther Martín del campo Madrid | viernes, 03 de febrero de 2017 h |

A primera vista, hablar de desnutrición lleva a pensar en situaciones extremas en otros países en vías de desarrollo, pero resulta difícil imaginar esta realidad en los hospitales españoles. Sin embargo, tal y como advierten los especialistas, la desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) constituye un auténtico reto para el sistema sanitario. Los estudios más recientes en este terreno han sido presentados esta semana en Madrid.

Para María D. Ballesteros, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de la Sección de Endocrinología y Nutrición del Complejo Asistencial Universitario de León, su repercusión es mayor de la que parece, dado el “aumento de la prevalencia de este problema y las grandes repercusiones que tiene en un contexto de contención del gasto sanitario”.

La experiencia española

Ballesteros es la autora principal de un estudio que se aproxima a esta realidad en un centro español, el hospital de León. El trabajo, publicado en la Revista Clínica Española, analiza la evolución desde el punto de vista de la nutrición de 330 pacientes ingresados en el servicio de Medicina Interna del centro, con una edad media de 77,8 años y una estancia media en el centro de siete días.

Según el cribado realizado al ingreso con la herramienta Malnutrition Universal Screening Tool, el 26,9 por ciento de los pacientes presentaba riesgo de desnutrición. El estudio mostró que durante la estancia el 18 por ciento de los pacientes que inicialmente ofrecía un buen estado nutricional desarrolló desnutrición. Asimismo, quienes presentaban desnutrición grave inicial tuvieron una estancia media mayor y los pacientes cuya situación nutricional empeoró durante el ingreso hospitalario también permanecieron en el hospital por espacio de 2,5 días más que quienes mantuvieron un buen estado nutricional.

De acuerdo con los cálculos de sus autores, el Sistema Nacional de Salud gasta un 35 por ciento más en los pacientes que se desnutren durante la estancia hospitalaria. Solo en este centro se calculó un sobrecoste de 767 euros por ingreso, disparando el gasto en este servicio en más de 646.000 euros.

Ante estas conclusiones, Ballesteros hizo hincapié en que la detección de la desnutrición y la intervención nutricional temprana “son una pieza clave en el proceso de recuperación del paciente”, en la medida que “aceleran la mejora y su calidad de vida futura, aportando valor pronóstico y disminuyendo la estancia hospitalaria y la posibilidad de reingresos”.

En la misma línea, Alfonso Cruz, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, destacó el impacto de este problema entre los mayores. Cruz citó el estudio prospectivo Nourish, llevado a cabo en 78 hospitales de Estados Unidos entre mayo de 2012 y octubre de 2014. Los investigadores evaluaron el impacto de un suplemento de nutrición especializada de Abbot, alto en proteínas y con HMB, en comparación con un placebo en tasas de mortalidad y readmisión hospitalaria hasta 90 días después del alta hospitalaria. “Aunque las tasas de reingresos eran las mismas, la mortalidad a los tres meses se redujo en un 50 por ciento (entre los pacientes que recibían el suplemento desarrollado por Abbott)”, aseguró.

El especialista añadió que hay evidencias de que tratar la malnutrición en los pacientes mejora la respuesta a otras enfermedades, afirmó, aunque admitió que “se sigue manejando mal y nadie le da importancia”.

En este sentido, los expertos subrayan la necesidad de mejorar la formación de los profesionales sanitarios en este terreno, y de apostar por potenciar la figura del técnico de nutrición en hospitales y centros de salud. Asimismo, destacan que este diagnóstico debe constar en todos los informes que se emiten al alta, con el objetivo de que familiares y enfermos puedan prestar una atención especial a esta parte de la recuperación una vez de vuelta a casa.

Sobre este punto, el presidente de la Alianza General de Pacientes, Antonio Bernal, integrada en la Alianza Masnutridos, destacó el desconocimiento sobre este problema entre los pacientes, al mismo tiempo que citó quejas conocidas sobre la comida en los hospitales, que no siempre resulta apetecible y se sirve en momentos en los que el paciente está de pruebas. Sin contar con la falta de atención de los profesionales, “que retiran la bandeja tapada sin saber si el paciente ha comido o no”, lamentó. Ante esto, coincidieron en que los familiares deben alertar a los profesionales si observan pérdida de apetito en el paciente ingresado y exigir un cribado nutricional que ponga freno, llegado el caso, a una posible DRE.