Cuando hablas con un médico, sobre todo con aquellos que llevan décadas ejerciendo, hay algo en lo que casi todos coinciden: la medicina se elige por vocación. Es un impulso profundo, muchas veces desde la adolescencia, que empuja a dedicar la vida al cuidado de los demás.

Juan Pablo Núñez, CEO de Uniteco.

Pero la vocación médica no es inquebrantable. Se alimenta, se fortalece… y también puede desgastarse. No es una gran explosión lo que la apaga, sino una erosión lenta: la presión asistencial, las reclamaciones constantes, la inseguridad jurídica, las guardias encadenadas, el miedo a los errores, la falta de reconocimiento, las agresiones.

Todo eso, día tras día, mina la motivación con la que tantos empezaron su camino en medicina.

Escuchar al médico, acompañarlo y protegerlo

Desde hace más de 50 años, en Uniteco, hemos escuchado miles de historias de médicos en todas las etapas de su vida profesional. Y en cada conversación hay algo que se repite: el deseo de sentirse protegidos, comprendidos y respaldados.

Por eso, nuestra labor va mucho más allá de ofrecer seguros de responsabilidad civil. Nuestra verdadera misión es cuidar al que cuida.

Y eso significa estar presentes desde el primer día de facultad, pasando por el MIR, hasta la madurez profesional y la jubilación. Porque la protección del médico no puede limitarse a lo legal; también debe incluir lo emocional, lo humano y lo vocacional.

Un médico protegido es un mejor profesional

En los últimos años, hemos vivido una transformación profunda. A través de Uniteco y su Fundación, hemos impulsado proyectos centrados en el bienestar emocional del médico: mentorías, formación jurídica y personal, podcasts, espacios de reflexión y diálogo entre profesionales sanitarios.

Porque un médico que se siente acompañado rinde mejor, se equivoca menos y, sobre todo, sufre menos.

El objetivo es claro: evitar que la vocación se pierda en el camino. Que el joven entusiasta que un día soñó con salvar vidas no se convierta en un profesional agotado, desconectado de su propósito.

También somos responsables de los médicos jóvenes

Una de las grandes asignaturas pendientes del sistema es el acompañamiento a los nuevos profesionales. Muchos médicos jóvenes se enfrentan solos a situaciones críticas, sin preparación emocional ni jurídica suficiente. El primer error, la primera reclamación, la primera agresión… pueden marcarles para siempre.

Por eso, desde Uniteco, hemos intensificado nuestra labor con los estudiantes de Medicina y los recién graduados. No solo necesitan formación técnica: necesitan entender sus derechos, sus límites, su responsabilidad. Y, sobre todo, necesitan saber que hay un equipo que va a estar ahí si las cosas se complican.

A través de programas específicos, ofrecemos asesoramiento, protección y orientación para que esa primera etapa de la carrera profesional no sea una fuente de trauma, sino de crecimiento y reafirmación vocacional.

Transformar la cultura médica desde dentro

Desde Uniteco y la Fundación, creemos que también es momento de impulsar un cambio cultural. Proteger la vocación médica no es una cuestión individual, sino estructural. Requiere implicación de instituciones, colegios, universidades, empresas y, por supuesto, de la propia profesión.

Estamos comprometidos con la creación de alianzas que favorezcan una cultura del cuidado al cuidador, donde el médico no tenga que sacrificar su salud mental, su tiempo o su bienestar para poder ejercer. Porque esa narrativa del sacrificio constante ya no sirve. Hay que reemplazarla por una narrativa de equilibrio, dignidad y respeto.

Solo así podremos garantizar que la medicina siga siendo una vocación y no una condena.

Detrás del cansancio y las reclamaciones hay una vocación que no podemos permitir que se apague

La medicina es una de las profesiones más nobles del mundo, pero también una de las más exigentes y solitarias. En Uniteco queremos romper ese aislamiento, crear una red de confianza y seguridad para que cada médico pueda ejercer con tranquilidad, centrado en lo que realmente importa: el paciente.

No se trata solo de pólizas o coberturas. Se trata de que, cuando un médico tenga un problema, sepa que hay alguien que lo entiende y lo respalda. Que su vocación, su esfuerzo y su entrega no caen en saco roto. Porque, al final, proteger al médico es proteger la salud de toda la sociedad.


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