Por Mariano Provencio, presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP)
No versa este artículo sobre el catastrófico escenario que se nos presentaría en plena pandemia si, una vez aprobadas las vacunas contra la Covid-19 por parte de la EMA, hubiésemos tenido que esperar dos años para que llegaran a los ciudadanos a través del SNS. Sirva simplemente esta llamada de atención para destacar que, en muchos casos, que la innovación llegue al paciente es cuestión de voluntad. Déjenme ahora que haga un nuevo paralelismo. Existe en España una patología que afecta cada año a 30.000 personas, de las cuales sólo un 20% sobrevivirán a los 5 años. ¿Podemos aplazar dos años la administración de un fármaco que puede mejorar sus expectativas y calidad de vida? Seguramente no. Pues esto es lo que está ocurriendo a día de hoy en España con el acceso a tratamientos innovadores para el cáncer de pulmón.
“¿Podemos aplazar dos años la administración de un fármaco que puede mejorar sus expectativas y calidad de vida?”
Conscientes de esta problemática en el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) hemos desarrollado el informe ‘Demoras y Restricciones en el Acceso a Tratamientos Innovadores para el Cáncer de Pulmón en España’, donde se ha realizado una revisión del estatus de 13 nuevos fármacos o indicaciones para el tratamiento de esta patología. El informe ha sido publicado en la Revista Española de Economía de la Salud, EDS. Los datos que arroja esta revisión son desalentadores. Del informe se desprende que los fármacos o indicaciones que consiguen financiación sin restricciones para la indicación para la que han sido aprobados sufren retrasos de más de año y medio sobre el plazo establecido legalmente en España, llegando a alcanzar periodos de aprobación de entre 540 y 660 días. Por otra parte, los que están todavía en proceso de negociación, llevan entre 540 y 840 días en gestión. Además, los únicos que han conseguido precio y financiación en un plazo de entre 12 y 16 meses lo han hecho con restricciones de uso. También es importante el impacto sobre tipos de cáncer de pulmón agresivos y de mal pronóstico. Es el caso de dos fármacos aprobados para pacientes con cáncer de pulmón microcítico en estadio extendido, una enfermedad generalmente de mal pronóstico, con pocas alternativas terapéuticas y que en la actualidad siguen en proceso de evaluación o negociación tras más de 500 días desde el visto bueno de la EMA.
Con todos estos datos sobre la mesa, la pregunta es clara. ¿Qué está pasando para que se produzca este cuello de botella? Sin duda, una la podemos encontrar en los Informes de Posicionamiento Terapéutico (IPT). La redacción y validación de estos informes, que siempre se demoran en el tiempo, son una barrera potencial a la entrada de nuevos tratamientos e indicaciones. Se trata, además, de informes no decisorios y que no cambian la indicación previa. Entonces, ¿por qué contar con más evaluaciones técnicas si el fármaco ya cuenta con el visto bueno de la EMA? ¿Tendría sentido haber desarrollado un IPT para cada vacuna contra la Covid? Llamemos entonces a las cosas por su nombre. El ‘grosso’ de este proceso es el establecimiento del precio del fármaco. Focalicemos pues los esfuerzos en este punto. Busquemos fórmulas que nos permitan una negociación más rápida y ágil para que así nuestros pacientes puedan beneficiarse de ello.
“¿Tendría sentido haber desarrollado un IPT para cada vacuna contra la Covid?“
Lo recalcaré de nuevo. El informe del GECP avisa de un progresivo enlentecimiento en la toma de decisiones en los últimos años respecto a la aprobación de fármacos innovadores para el tratamiento del cáncer de pulmón, existiendo, además, una brecha creciente entre las aprobaciones por parte de la EMA y las aprobaciones en el SNS en España. Con todo ello el panorama actual en España respecto al acceso a fármacos innovadores, tanto en general como para el tratamiento del cáncer de pulmón en particular, puede desalentar la llegada de nuevas terapias a nuestro país, privando a los pacientes del beneficio clínico potencial que aportan, tanto en supervivencia como en calidad de vida, especialmente a aquellos con escasas opciones terapéuticas.
El cáncer de pulmón fue el responsable del mayor número de fallecimientos por cáncer durante el año 2020 en España, con una estimación de 22.930 defunciones en ambos sexos, el 20,3% del total. No podemos pasar por alto estos retrasos.