Tribuna por Cristina Ortega Casanueva, pediatra y alergóloga en Clínica Materno Infantil Senda y Especialista Europeo en Alergología Pediátrica.
Cristina Ortega Casanueva

Vivir bajo el riesgo constante de una reacción alérgica mortal como la anafilaxia debe tener por justicia un contrapunto de tranquilidad y seguridad. Así, el autoinyector de adrenalina (AIA) es el que, llegado el momento, salvará la vida del paciente alérgico ante esta manifestación alérgica de prevalencia desconocida. Facilitar su adquisición es primordial, ya que la alergia afecta a uno de cada cuatro niños en España (unos 2 millones de niños) y aumenta un 2 por ciento cada año, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).

La adrenalina intramuscular es el tratamiento para la anafilaxia y debe administrarse precozmente. Afortunadamente, hoy se dispone de autoinyectores de adrenalina (AIA), dispositivos de inyección automática recomendados por encima de los sistemas agujajeringa (precargadas o no) por su facilidad de uso, seguridad, bajo riesgo de error y rapidez en la administración. Los AIA son el salvavidas de los niños y adolescentes que sufren una anafilaxia y pueden suponer la diferencia entre vivir o morir. Disponer de un AIA proporciona tranquilidad a las familias y mejora la calidad de vida en el núcleo familiar y de los propios pacientes.

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) recomienda la prescripción de dos AIA en pacientes que hayan sufrido una anafilaxia. En España se distribuyen alrededor de 275.000 al año. Debido al carácter crónico de algunos tipos de alergia, el riesgo persistente de la anafilaxia y la renovación periódica que demandan los AIA (caducan a los 12-18 meses), el importante coste que asumen las familias debe ser reconocido en nuestro país.

En la actualidad, los AIA no se incluyen en el listado de medicamentos de aportación reducida, existiendo necesidades no cubiertas en su precio y financiación. Incluirlos en el esquema de copago farmacéutico permitiría un acceso más equitativo y garantizaría un tope máximo de aportación al paciente, algo especialmente importante para los colectivos vulnerables. Además, así se aseguraría la continuidad del tratamiento.

En países europeos vecinos como Italia, la entrega de AIA es gratuita desde 2005. La población pediátrica y los adolescentes susceptibles de presentar una anafilaxia tienen derecho a beneficiarse de las mismas condiciones de acceso a su medicación que aquellos con enfermedades cuya medicación está incluida en la aportación reducida.

Equiparar la calidad de vida de las familias con miembros alérgicos a las de aquellas con niños y adolescentes sin antecedentes de anafilaxia debe ser prioritario. Para ellos, el autoinyector de adrenalina es su seguro de vida. Todas las dificultades para su obtención serán cuestión de vida o muerte.


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