Resiliencia; debemos y tenemos que reinventarnos

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Por Antonio Alarcó, Catedrático. Dr. Ciencias de la Información y Sociología. Senador. Portavoz de Sanidad del PP.

Hace unos años tuvimos la oportunidad de escribir un artículo con un título genérico parecido al que ustedes están leyendo hoy. Por circunstancias excepcionales debemos retomar y hacer una reflexión especificada para la terrible pandemia de la Covid-19.

Nos gustaría dejar claro en esta pequeña introducción que lo hacemos desde el punto de vista ciudadano, científico y sanitario, donde la ideología política (aunque la tenemos y nos orgullece) no tenga en este momento ningún peso para esta reflexión que queremos compartir con ustedes.

Sin ningún tipo de dudas estamos viviendo momentos únicos, complicados, repletos de cambios que requieren de un completo y minucioso análisis. El camino recorrido, hasta ahora, en nuestro país ha sido, está siendo, y será por largo tiempo, tortuoso, duro y muchas veces injusto. Está afectando a todos los ciudadanos de todas las ideologías y condición social, producto del coronavirus. Un virus que es el séptimo de los últimos tiempos, donde seis han nacido en la dictadura china, que habrá que revisar el por qué muy pronto.

Por tanto, no quiero pasar más tiempo sin agradecer públicamente una vez más, los trabajos de los sanitarios (entre los que me incluyo y a mi familia), cuerpos de seguridad del Estado, bomberos, ejército, ONG, iglesia y muchísimos ciudadanos anónimos. A todos ellos, le agradezco la labor que están haciendo para salir de esta pandemia maligna.

Evidencia científica

Es hora de poner la evidencia científica real (con informes por escrito) por encima de cualquier consideración, para la solución de los problemas, buscando consensos sociales y políticos encaminados a este fin.

Para que esto se produzca es necesario la lealtad (que es un sistema de retroalimentación positiva); la verdad; y la creación de confianza. No es menos cierto que esta pandemia maligna se entró en combatirla tarde. Con una bomba biológica (carga vírica masiva en poco tiempo y mucha gente) donde el 8-M, actividades deportivas, lúdicas, oficios religiosos, manifestaciones, carnavales etc. contribuyeron a una expansión masiva.

No es menos cierto que la contaminación de los sanitarios y las fuerzas de seguridad  está siendo injusta por la falta de medios. No es menos cierto también la falta del mapa epidemiológico para la correcta planificación. No es menos cierto que se necesita un número de tests masivos a la población. Y no es menos cierto que no se puede realizar la técnica “error-acierto”, porque no tiene cabida en cuanto que hay personas y son vidas.

Por todo ello, para poder hacer resiliencia se necesita clima de reconocimiento, disculpas, luto nacional, etc. que permitan entre todos hacer cambios de comportamiento social que va a ser, a nuestro entender, definitivo. Nunca seremos iguales.

Nos guste o no, todos hemos tenido que pasar por algún tipo de adversidad en cualquier ámbito y faceta de nuestras vidas. Es ahí, ante estos contratiempos que puedan ocurrir, donde tenemos que ser capaces de resistir y sobreponernos. Les aseguro que se puede. Claro que se puede.

Soy cirujano de profesión y conozco miles de casos que servirían como ejemplo de lo que les hablo, y en algunos procesos se trata de procesos equiparables. Es verdad que cuesta, sobre todo, en una pandemia con las circunstancias que hemos tenido y tenemos.

“Para poder hacer resiliencia se necesita clima de reconocimiento”

¿La clave?: La actitud positiva que colabora a tener mejor inmunidad. Esto se traduce en la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia de cara a circunstancias adversas de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido e incluso transformado, como bien definió K. Gordon en 1996.

En eso consiste la resiliencia; en la capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de dolor emocional y traumas. En este sentido, todos estamos expuestos a este tipo de adversidades, nadie se libra de las desgracias porque el azar juega y mueve fichas por nosotros, nos guste o no.

La psicología positiva habla de la resiliencia como la entereza que va más allá de la resistencia y en donde se establecen unas etapas: equilibrio, que enfrenta a la tensión; el compromiso y el desafío; la superación; la significación y la valoración; la positividad de sí mismo; la responsabilidad y; por último, la creatividad. A pesar de los acontecimientos, por muy malos que estos sean, nos permiten una proyección de futuro en donde compromiso, control y reto van de la mano.

Compromiso, control y reto que algunos utilizamos de forma positiva (no ilusoria) para aportar nuestro grano de arena a las circunstancias que nos ha tocado vivir, y donde la falta de liderazgo político es una evidencia científica que esta influyendo en el resultado final.

Por eso, los animo a ponerla en práctica porque será una buena manera de construir desde la adversidad y aprender de las dificultades. Así seremos capaces de ver el lado positivo de todo lo que nos ocurre. Recuerde que el optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa. Intenten estar en el primer grupo… La vida será más apasionante.

De esta saldremos distintos, con comportamientos y relaciones sociales completamente cambiantes, no peores. Tenemos que hacer el gran esfuerzo entre todos de asumirlo, exigiendo la verdadera realidad de las cosas. Con lealtad, aprovechado lo mejor de nosotros que es mucho. Sin dejar nada atrás en un viaje nuevo en donde esperamos ansiosamente la vacuna científica que nos ayude. No dejemos a nadie atrás. Dedicar a los demás un humanismo activo, merece la pena.

Tenemos  y debemos  reinventarnos. La vida es circular.

NOTA:  Nuestro más sentido pésame a los familiares de los fallecidos en soledad