Por Antonio Alarcó Hernández. Catedrático de Cirugía. Director de la Cátedra de Telemedicina, Robótica y Telecirugía. Senador. Portavoz de Sanidad.
Se estima que, actualmente, más de un millón de personas sufren discapacidad visual, con fuertes sospechas de existencia de una gran epidemiología ocular asociada al envejecimiento. Esta situación dispararía esa cifra, dada la estructura demográfica de nuestro país, donde el 30 % de los españoles tienen más de 64 años y, además, destaca la casi nula natalidad positiva.
En España, alrededor de 800.000 personas con más de 65 años padecen de Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).
Esta enfermedad supone la primera causa de ceguera entre los mayores, afectando a una zona del centro de la retina llamada mácula. Además, provoca alteraciones en el centro de nuestro campo visual y a la visión de los detalles. Esto condiciona a los pacientes en su día a día y en el desarrollo de actividades cotidianas como leer o conducir. Por ello, la detección temprana es vital para abordar la enfermedad y hacer reversibles muchas de las patologías.
Sólo una minoría de estos casos están clasificados administrativamente como ceguera legal; la inmensa mayoría de la población afectada sufre enfermedades que son evitables en un 80% de los casos. Por este motivo, la parte de intervención preventiva, diagnostica y terapéutica es importantísima. Según la ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España) en el 2020 hay 71.009 ciegos administrativos.
Tanto sistema sanitario como el de prestaciones asistenciales se verán sometidos a una sobrecarga en términos de gasto difícil de asumir, debida a las crecientes necesidades de recursos humanos y a las incorporación progresiva de terapias de alto coste que precisa nueva formula de sostenibilidad del sistema.
Asimismo, es un hecho de relevancia indiscutible que la crisis desencadenada por la COVID-19 obliga a revisar la vigencia de múltiples supuesto organizativos y de financiación de la atención sanitaria que se presta a la ciudadanía en general, y a a la afectada por patologías visuales en particular. Todo ello, entendido en el marco de unos esfuerzos inéditos de reconstrucción (del Sistema Nacional de Salud) asistencial, económica y social en la historia reciente de nuestro país.
De esta manera, en el momento actual confluyen tres elementos que definen el escenario de la atención a las enfermedades visuales: alta prevalencia vinculada al cambio demográfico, respuesta asistencial inadecuada y necesidad de rediseño de aspectos esenciales del modelo sanitario como consecuencia de la COVID-19.
Los miembros de la asociación de pacientes y familiares Mácula Retina, que sufren algún tipo de discapacidad visual han mostrado su satisfacción tras conocer la aprobación en el Senado de una moción que insta al gobierno a la elaboración de un Plan Nacional de Salud Visual y Prevención de la Ceguera.
La moción, tramitada a propuesta de Mácula Retinas, ha sido presentada por el portavoz de Sanidad y senador del Partido Popular Antonio Alarcó y transaccionada por la senadora socialista Mª Esther Carmona. La iniciativa fue aprobada en la Cámara Alta con 25 votos a favor y 4 abstenciones.
Tras su aprobación, la Comisión de Sanidad y Consumo de la Cámara Alta insta al Gobierno que lleve a cabo un Plan de Salud Visual y Prevención de la Ceguera con estrategia en investigación, sostenibilidad económica, modelo organizativo y legitimación social; en colaboración con las comunidades autónomas dentro del marco de las estrategias de Promoción de la Salud y Prevención en el Sistema Nacional de Salud.
Por parte del presidente de la Asociación Mácula Retina, Jacinto Zulueta, este primer paso se valora muy positivamente puesto que “desde nuestros inicios siempre hemos reivindicado la necesidad de un Plan de Salud Ocular para concienciar y educar a la población sobre la importancia de la detección precoz de las enfermedades visuales, ya que muchas de ellas podrían evitarse” Asimismo, Zulueta ha querido poner en valor el trabajo asociativo (tercer factor), puesto que la moción ha sido tramitada a propuesta de Mácula Retina y de la Sociedad Española de Oftalmología.
La elaboración de una estrategia compartida es de vital importancia para diseñar respuestas coordinadas, viables, justas y eficientes ante esta compleja situación. Por tanto, esta estrategia debe ser elaborada dentro de la salud visual y prevención de la ceguera, donde la investigación, sostenibilidad económica y modelo organizativo tengan una legitimación social.
Es preciso ejecutar las medidas necesarias, en coordinación con las administraciones públicas y la sociedad civil, para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las patologías visuales, así como elaborar un plan de divulgación científica para el conocimiento y prevención de la enfermedad ocular-mácula, donde la pseudociencia no tenga cabida y la infodemia tampoco.
