Aproximadamente uno de cada ocho hombres será diagnosticado con cáncer de próstata en algún momento de su vida. Se trata de una patología frecuente en edades avanzadas: seis de cada diez casos se detectan en personas mayores de 65 años, y la edad media de los pacientes en el momento del diagnóstico ronda los 67 años. Por otra parte, se sabe que la incidencia es mayor en hombres de ascendencia africana.
Teniendo en cuenta todas estas características, es esencial que los potenciales pacientes revisen su próstata de forma periódica acudiendo al especialista en urología. Las recomendaciones habituales indican hacerlo a partir de los 50 años, o antes si se presentan problemas urinarios o si tenemos un familiar de primer grado que padezca o haya padecido cáncer prostático.
Como ocurre en la mayoría de enfermedades oncológicas, seguir estas pautas nos ayudará a detectar precozmente la enfermedad y, en los casos en los que aparezca, a atajarla lo antes posible y con el menor impacto posible para el paciente. Para realizar estas pruebas de cribado lo habitual es realizar un tacto rectal y un análisis de sangre para medir el antígeno prostático específico (PSA), una proteína que se eleva en sangre ante procesos infecciosos, inflamatorios o tumorales, cuya elevación nos obliga a profundizar en el diagnostico.
Si los resultados muestran sospechas de la existencia de este tipo de células, el siguiente paso será confirmar el diagnóstico con la realización de una biopsia y con el uso de sistemas de diagnóstico por imagen. En este sentido, la resonancia magnética multiparamétrica de la próstata es uno de los grandes avances con los que contamos hoy en día, es la base de la biopsia transperineal por fusión con software, que es mucho más eficaz que la llamada biopsia transrectal “sucia”, que debemos desterrar.
Ésta última técnica, muy utilizada en el siglo XX, consistía en extraer una muestra a través del recto, una zona del cuerpo que no se puede esterilizar, y que sólo aporta información de lo que hay a cada lado de la próstata y que no nos permite caracterizar correctamente el tumor desde el inicio. La introducción de resonancias como las de Fujifilm ha aportado grandes beneficios a los pacientes, ya que nos permite saber dónde está el tumor por la escala PI-RADS.
Se calcula que esta técnica es capaz de detectar el 85 por ciento de los cánceres de próstata, sobre todo aquellos que son más grandes o agresivos. A ello podemos sumar la biopsia de próstata por fusión, una técnica del siglo XXI que permite tomar muestras combinando las imágenes de la resonancia magnética prostática con las de la ecografía para formar imágenes tridimensionales y facilitar la localización de las lesiones. Y, a partir de ahí, tomar una muestra por la vía transperineal. Todo ello no sólo nos va a ayudar a confirmar el diagnóstico, sino también a categorizar correctamente el tumor para determinar cuál es el tratamiento más adecuado.
Es decir, le daremos a cada paciente una fórmula personalizada que puede ir desde la vigilancia activa hasta la radioterapia externa pasando por la Terapia Focal, Barquiterapia ó cirugía Robótica. La Braquiterapia es un tipo de radioterapia interna y local que se aplica en la parte de la próstata afectada con pequeños focos de radiación en forma de cápsula.
Aunque estos procesos aumentan la carga de trabajo de los servicios de radiología, son mucho más efectivos y seguros para los pacientes. Si sabemos exactamente dónde está el tumor, ¿qué necesidad hay de sobrecargar de irradiación la uretra o el recto? Además, las tasas de curación siguiendo estos protocolos superan el 90 por ciento, una cifra muy diferente a la que se manejaba hace 40 años, que rondaban el 10 por ciento.
Le hemos dado la vuelta completamente a la situación y lo hemos hecho minimizando los efectos secundarios, con procedimientos que evitan la aparición de nuevos problemas de salud para el paciente. Hablamos de técnicas muy eficaces que, por otro lado, van cambiando, progresando en positivo a una gran velocidad y para las que los especialistas debemos estar preparados por el bienestar de los pacientes.