Pilar Martínez
Pilar Martínez, presidenta de la AGP.

Por Pilar Martínez Gimeno, presidenta de la Alianza General de Pacientes

Agilizar el acceso a la innovación ha sido, desde siempre, una aspiración máxima para los pacientes. Si consultamos los datos de los informes o las noticias que hemos podido leer en las últimas semanas podemos apreciar que nuestro país frena la mitad de los nuevos medicamentos que aprueba Europa.

Y no solo eso… Desde que Bruselas da el visto bueno hasta que los hospitales españoles o las farmacias pueden disponer de ellos pasan más de 17 meses, 517 días en concreto, un tiempo de aprobación que no deja de crecer. En 2020 eran 453 días, sin ir más lejos.

Sabemos que España, a pesar de ser la cuarta economía de la zona Euro, y estando situada muy por encima de la media, se comporta como un país sin recursos a la hora de favorecer el acceso a las novedades terapéuticas.

Muchos pacientes esperan durante años la aprobación de medicamentos innovadores que curen su enfermedad o mejoren su calidad de vida. Muchos pacientes esperan, y otros se desesperan porque, aunque la ciencia haya logrado su objetivo y se haya materializado en nuevos lanzamientos, la realidad es que no llegan a su destinatario final.

Ante esta situación, es inevitable que nuestro colectivo se plantee algunas preguntas: ¿Por qué no podemos acceder a los tratamientos de última generación, cuando aportan beneficios? ¿Por qué la mitad de los medicamentos innovadores aprobados llegan a personas que viven en países de nuestro entorno y aquí aún no están disponibles?

Comparaciones ‘odiosas’, agravios insistentes que también se dan dentro de nuestra permanente reivindicación sobre la falta de equidad dentro de un mismo Sistema Nacional de Salud donde nos jugamos mucho en función de nuestro código postal. Aunque resulta peor aún cuando estas diferencias se acentúan con la propia Unión Europea.

“A la población no nos interesa la investigación y el desarrollo, la I+D, sin el acceso”

Pilar Martínez Gimeno (AGP)

La Alianza General de Pacientes manifiesta su inmensa preocupación por el retraso en el acceso a los nuevos medicamentos en España. Porque esta demora puede significar para muchas personas la diferencia entre la vida y la muerte; o, cuando menos, retrasar la posibilidad de estar mejor. No podemos jugar con los recortes en la calidad de la asistencia en salud y esto, indudablemente supone el recorte presupuestario más inconcebible, más difícil de aceptar.

No nos sirve que los representantes políticos se llenen la boca con frases manidas: “España invierte en innovación”, “somos punteros en innovación”. El argumento de que “la financiación se sustenta en una evaluación objetiva y rigurosa” no nos sirve. No, porque los medicamentos que tienen que llegar para salvar vidas, llegan, casi siempre, demasiado tarde para muchas personas.

A la población no nos interesa la investigación y el desarrollo, la I+D, sin el acceso.

Nos indigna saber que existe este gran retraso, así como numerosas restricciones en la aprobación de estos medicamentos innovadores por parte de los organismos competentes encargados de realizar esta gestión.

Queremos que aparezcan novedades terapéuticas, nuevos fármacos, pero también que estén cubiertos por la cartera básica del Sistema Nacional de Salud, que tengan un acceso universal, y no que solo resulten accesibles para quien los pueda pagar. Rapidez en el acceso, pero también equidad.

“Es prioritario que evolucione la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos, que en nuestro país tiene la responsabilidad de la aprobación de los fármacos”

Pilar Martínez Gimeno (AGP)

Desde la AGP también reclamamos mejoras en el procedimiento actual de financiación. El funcionamiento del nuevo plan de consolidación de los informes de posicionamiento terapéuticos (IPTs), Revalmed, ha supuesto una paralización del trámite de financiación mientras se lleva a cabo este informe. En consecuencia, esto mismo está dilatando enormemente el periodo de aprobación.

Además, dado que estas barreras de acceso se extienden a todas las áreas terapéuticas, creemos necesario, e imperioso, encontrar una solución a este problema. Y está claro que todo esto pasa, de forma prioritaria, por la evolución de la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos (CIMP), que en nuestro país tiene la responsabilidad de la aprobación de los medicamentos. Tiene que evolucionar sin falta, porque el modelo actual es el responsable de que la innovación farmacológica no llegue a tiempo para tantos y tantos pacientes en nuestro país.

Sobre este asunto, vienen muy al caso unas palabras que Boi Ruiz, ex consejero de Salud catalán, pronunció recientemente en un encuentro. “Tenemos mucho pensamiento, mucha palabra, y menos obra”. Y por lo tanto, siempre hablamos del “qué tenemos que hacer”, pero muy poco del “cómo” y del “con qué”.

No cabe duda de que la acción es la parte más importante de todo lo que la precede en discursos y declaraciones.

La Agencia Española del Medicamento y los Productos Sanitarios debe elaborar los correspondientes IPT de cada innovación o nueva indicación. El abordaje de las negociaciones entre las compañías y la Dirección General de Farmacia, para gestionar precios y financiación a la CIMP, y principalmente debe ser aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Los pacientes queremos hechos concretos, que las organizaciones de pacientes formen parte de este proceso de decisión, y, en esto, la salud y las vidas son los indicadores que tendrían que ser mejor valorados, “sin recortes”.