Los responsables de salud pública de todo el mundo están pendientes de cómo evoluciona la pandemia de COVID-19 en Reino Unido. Reino Unido sigue con su plan de eliminar las restricciones y retomar la normal actividad de comercio, ocio y todo aquello que estaba limitado por la pandemia. El precio a pagar serán más contagios, pero la cobertura vacunal del país facilita que los casos de COVID-19 sean en su mayoría asintomáticos o moderados.
Pioneros en estrategias COVID
No es la primera vez que Reino Unido se adelanta en sus estrategias frente a la pandemia. Fueron los primeros en invertir recursos en un sistema de seguimiento y monitorización de las nuevas variantes de SARS-CoV-2. Gracias a eso, y con la aportación de Estados Unidos y la Unión Europea disponemos de un mapa mundial de seguimiento de variantes de SARS-CoV-2 que ha resultado fundamental para tomar decisiones.
La secuenciación genética, los ensayos randomizados, los estudios poblacionales y su plan de vacunación han sido y son sólidos en Reino Unido. También han impulsado un sistema de test y trazabilidad que, con sus críticas, ha mejorado.
Resultados “positivos”
Aunque la tendencia es positiva, la eliminación de algunas de las estrategias de anteriores olas ha disparado los contagios, como era de esperar. En la tercera semana de agosto, el pico de muertes se sitúa en algo más de 100, frente a los 1.200 de la ola anterior. Según Reuters, Reino Unido tiene entre 30 y 40.000 contagios al día desde julio, superando los 50.000 a mitad de julio. Sin embargo, se está teniendo una baja mortalidad comparativa, con 133 muertes el 28 de agosto, diez veces menos que el pico de la anterior ola.
Parte de la estrategia frente a la pandemia de Reino Unido es realizar también un seguimiento de otros virus, como la gripe o el VRS (virus respiratorio sincitial), ya que el dispositivo montado para el SARS-CoV-2 puede fácilmente ayudar a la lucha con otras infecciones.
Todo esto será coordinado por la nueva Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido. Aunque parezca que bajan la guardia, Reino Unido la ha puesto más alta que nunca ante futuros retos de salud, incluyendo nuevas pandemias o riesgos nucleares o de otro tipo.
La cuestión es si ante una cobertura vacunal alta las muertes que se producen pueden moralmente considerarse “colaterales“. La mayoría de las personas que ingresan en un hospital no está vacunados. La elección de no vacunarse puede moralmente permitir que la responsabilidad de infectarse sea de cada individuo. Lo que no sabemos en qué número de muertes por COVID-19 la estrategia deja de ser un éxito.