| viernes, 26 de abril de 2019 h |

Cada vez que termina un Consejo Interterritorial, incluso aquellos marcados por un gran consenso, siempre queda la duda de si sus decisiones serán aplicadas en todo el territorio nacional. Se alude, como argumento positivo, que si el Ministerio muestra el liderazgo necesario y las comunidades el compromiso leal —más allá del mal endémico de la financiación— es un seno de gobernanza que debe funcionar adecuadamente. Aún así, cada vez que se le pregunta a alguien, todos coinciden en que debería tener un papel más ejecutivo, como se recoge en varios de los programas electorales que se sometieron a examen el pasado fin de semana.

Si a la sombra de la ineficacia política del Interterritorial se le suma una fecha poco adecuada, las suspicacias aumentan. El 8 de mayo se celebrará un cónclave interautonómico con un Ministerio en funciones y con doce consejeros y consejeras sumidos en la campaña electoral de las autonómicas. Toda una invitación a mensajes politizados que poco ayudan a las necesidades y urgencias sanitarias. ¿Qué pasaría si uno de los temas a tratar fuera el visto bueno a los centros de referencias elegidos para administrar las CAR-T? Pues muy posiblemente que la ministra en funciones trataría de buscar un titular beneficioso que sería torpedeado por aquellas comunidades que se hayan visto maltratadas por la elección y no tengan nada que ofrecer a sus ciudadanos de cara a sus propias elecciones autonómicas. Es decir, cruce de declaraciones políticas sin baremo científico, además de poder dañar el trabajo que han realizado los expertos en las últimas semanas.

¿Y si el tema a tratar fueran los profesionales sanitarios? Seguramente nos encontraríamos declaraciones triunfalistas y pesimistas a partes iguales según lo cerca que cada uno tenga su sardina de la hoguera. Y así un largo etcétera, uno por cada uno de los temas que el Ministerio quiera poner sobre la mesa.

Además, el precedente es tan cercano como clarividente. Hace quince días el Ministerio citó a las comunidades autónomas para avalar el Plan de Primaria y el resultado fue una guerra de fotos. Por un lado, los consejeros de comunidades regidas por el Partido Popular. Por otro, la ministra rodeada de consejeros socialistas (más la consejera vasca). Más allá de eso, el documento ni siquiera se sometió a votación. Es decir, poco o nada nuevo que llevarse a la boca por parte de los afectados: los médicos de atención primaria.

Unido a la importancia de los asuntos a tratar no hay que descuidar el momento oportuno de abordarlos. Y el 8 de mayo no es precisamente el mejor día para abordar los retos a los que se enfrentará el Sistema Nacional de Salud en los próximos meses y años.