Probablemente la palabra ‘vacuna’ haya sido, en estas últimas semanas, una de las más pronunciadas, más buscadas en los navegadores, y más consultadas de los últimos tiempos. Quizá porque, presumiblemente, es la ‘panacea’ que nos devuelva la ‘vieja’ normalidad que tanto ansiamos.

Mientras el mundo queda pendiente de su llegada, a estas alturas nadie duda el papel que juega la inmunización. Sin embargo, en esta crisis sanitaria se ha dado una paradoja que nos llama la atención. Según los informes preliminares de algunas comunidades autónomas en cuanto a las coberturas de vacunación se ha experimentado una ligera caída de las tasas por parte de la población infantil.

Esto, asegura el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, puede suponer un mayor riesgo de reemergencia de las enfermedades inmunoprevenibles.

Ante este escenario los expertos apuestan por seguir una estrategia clara: mantener las vacunaciones en lo posible; asegurar las condiciones de seguridad; y planear la recuperación de las vacunaciones demoradas.

Una lista de prioridades

Está claro que cuando ‘amaine’ esta tormenta de la Covid-19, el Sistema Nacional de Salud se enfrenta a una lista de prioridades para paliar los efectos colaterales que ha provocado este virus.

Los expertos insisten en hacer un llamamiento a recuperar las vacunaciones perdidas y asegurar el cumplimiento del calendario vacunal. Como avanza la AEP, actualmente se está planeando cómo llevar a la práctica un plan de reapertura de la actividad y reducción del confinamiento y la distancia social, siendo el momento oportuno para organizar la recuperación de aquellas vacunas que se han dejado de administrar.

Más allá de este gran problema, las comunidades han puesto en el horizonte otro: la gripe. Así algunas autonomías como Andalucía ya han dado el primer paso de apuntar a una vacunación obligatoria de cara a la próxima campaña de gripe. Castilla y León esta misma semana abría la puerta a esta posibilidad. Facilitar un brote de gripe y una nueva ola de la Covid-19 podría ser una bomba de relojería para el sistema sanitario y la propia población.

Una vez más, el poder de las vacunas se vuelve a reforzar. Una vez más el leitmotiv está claro: la inmunización salva vidas.