La OMS ha decidido dar un paso más frente a futuras pandemias y epidemias con la creación del nuevo Centro Mundial de Inteligencia sobre Pandemias y Epidemias de la OMS, que se inauguró hace unos días en Berlín. Un Hub para la innovación en inteligencia, datos, vigilancia e análisis de pandemias y epidemias, que supondrá una nueva colaboración de países y socios en todo el mundo, impulsando innovaciones para aumentar la disponibilidad y el enlace de datos diversos. Del mismo modo, pretende desarrollar herramientas y modelos predictivos para el análisis de riesgos; y monitorear las medidas de control de enfermedades, la aceptación de la comunidad y la infodemia. 

Fundamentalmente, apoyará el trabajo de los expertos en salud pública y los formuladores de políticas en todos los países con conocimientos para que puedan tomar decisiones rápidas para prevenir y responder a futuras emergencias de salud pública.

Para el director de la OMS las nuevas tecnologías nos dan la oportunidad de prevenir amenazas más rápidamente que antes. Y eso, que puede salvar vidas, “no es una oportunidad, sino que es una obligación“. Asimismo, Tedros Adhanom ha señalado que los virus se mueven muy rápido, pero “los datos pueden moverse incluso más rápido”.

Sin duda, este Hub es una gran oportunidad para fortalecer la inteligencia específicamente de pandemias y epidemias. Además, puede trazar un camino para seguir constatando la importancia de los datos en el abordaje de las enfermedades. Llevamos años hablando del trabajo en red en la medicina de precisión y con esta pandemia se ha puesto más en evidencia esa urgencia.

Los retos que siguen por delante son numerosos. Si la COVID-19 está acotada por un gran centro especializado puede despejar otras necesidades asistenciales emergentes. Sin ir más lejos, el acceso a trasplantes de órganos sólidos se ha visto reducido por la pandemia. Así lo pone sobre la mesa una investigación publicada en The Lancet, que revela que el trasplante de riñón fue el más afectado como consecuencia de la COVID-19.

En general, las tendencias temporales revelaron una marcada reducción mundial en la actividad de trasplantes durante los tres primeros meses de la pandemia, con pérdidas que se estabilizaron después de junio de 2020. Sin embargo, disminuyeron nuevamente de octubre a diciembre de 2020.

Con todo, cualquier acción conjunta es bien recibida para frenar la pandemia y poder estar preparados ante los desafíos más urgentes. Trabajar en red y conectados es el mejor antídoto, sin duda.