Parafraseando a Marie Curienada en este mundo debe ser temido… solo entendido. Ahora es el momento de comprender más, para que podamos temer menos“. La contaminación y por ende el cambio climático son dos cuestiones a temer en la sociedad actual. Así lo advierten las autoridades y así lo advierten las sociedades científicas que, en los últimos años, están liderando las acciones para frenar sus efectos en la salud.

Desde Comités para aunar acciones, pasando por formación continuada, hasta posicionamientos claros son algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo en la comunidad científica. Todas tienen claro que son ellas las que tienen que liderar este problema sanitario que afecta a patologías como las alergias, el cáncer, enfermedades respiratorias, cardiovasculares, así como también trasciende al ámbito de los medicamentos y su incapacidad para metabolizarse.

A estas alturas, todo el mundo es consciente de que es una prioridad y así lo ha marcado el Gobierno, poniéndolo en la agenda política como asunto clave. El camino para frenar la situación está en marcha y qué mejor forma de hacerlo que de la mano de los que saben: las sociedades científicas.

Las cifras de la contaminación

Según la OMS, el cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud (aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura). Entre el 2030 y el 2050, el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año. La OMS estima que el coste de los daños directos para la salud se sitúa entre 2000 y 4000 millones de dólares de aquí a 2030.

Además, la OMS va más allá y advierte de las zonas con malas infraestructuras sanitarias —la mayoría en los países en desarrollo— que serán las menos capacitadas para prepararse ante esos cambios y responder a ellos si no reciben ayuda. En este sentido, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante mejoras del transporte y de las elecciones en materia de alimentos y uso de la energía pueden traducirse en mejoras de la salud, en particular a través de la reducción de la contaminación atmosférica. Pero el esfuerzo es más grande y hay que hacer mucho más.