| viernes, 20 de diciembre de 2019 h |

Dejar hacer, dejar pasar… Una expresión francesa: “Laissez faire, laissez passer”, que se adjudica al teórico fisiócrata Pierre Samuel du Pont de Nemours (1739-1817). Una frase que en ámbitos informales se usa para decir que se asume o que debe asumirse una postura práctica, a partir de la cual hay que ser tolerante y no preocuparse demasiado por el curso de las cosas.

Dicho esto, y trasladando el concepto al ámbito sanitario, cogiendo, eso sí, la esencia y la idea del lema, ‘dejar hacer’ esconde una necesidad reclamada por muchos de los protagonistas del sector. Dejar hacer: planes, estrategias, consensos y acuerdos a los profesionales sanitarios y ‘dejar que pase’, por parte de los decisores.

En el horizonte 2020 está el Plan Nacional de Cáncer, una necesidad no resuelta en este año que termina y que cuenta con el beneplácito de comunidades autónomas, oncólogos, e incluso Ministerio de Sanidad. El ‘dejar pasar’, una vez más, ha dependido de los vaivenes y la inestabilidad política.

Lo que es cierto es que la ciencia no se atasca y hay que dar soluciones a los pacientes. Decía el presidente de Extremadura que“lo importante no es una estrategia en sí, como el caso de la oncológica, sino integrar esta estrategia dentro de un Plan Nacional Oncológico en este caso, que permita una unidad y una homologación de criterios”.

El Senado comenzó con esta tarea hace unos meses llegando a un consenso unánime. Quizás ha llegado el momento de recoger el guante por parte del Ministerio de Sanidad, lo ocupe quien lo ocupe, y que asuma este liderazgo.

Más tareas pendientes: una nueva Estrategia Nacional de Salud Mental. Ya formó parte de la declaración de intenciones de Pedro Sánchez avanzar en este sentido. Los pilares y las intenciones están sobre la mesa, sin embargo, ¿qué pasaría si dentro de un año seguimos sin esta estrategia? Una idea inconcebible para las sociedades científicas, la Administración y los pacientes, que tildan de “ceguera social total” si no se hace nada en un un problema de primera magnitud.

Por suerte, la impresión general es que hay un mayor interés político por hacer frente a este problema de salud pública. Dejar hacer a estos expertos y dejar que pase con “presupuesto, cronograma, ámbito de aplicación y evaluación”, si no, “todo quedará en una aventura”.

Las especialidades es otra de las grandes cuestiones heredadas año tras año. Urgencias y enfermedades infecciosas esperan su acreditación. En el caso de esta última, las resistencias a los antibióticos no entienden de sillas ministeriales. ¿Acabará el 2020 con el nuevo decreto…?

El nuevo año podría arrancar con un Gobierno sólido y con voluntad para permitir deshacer estos nudos del sector.

Estas tareas pendientes dependen también de que las lleven a cabo sus protagonistas, que, insistimos, esperan su: Laissez faire. Sin embargo, el “dejar pasar” es ya una cuestión de la voluntad política.