El compromiso de los profesionales sanitarios con las vacunas ha aumentado de manera considerable en los últimos meses. Por poner un ejemplo, hace unos años la vacunación de los profesionales frente a la gripe era anecdótica. Para que se hagan una idea, en 2018 solo se vacunó uno de cada tres sanitarios. La COVID-19 ha dado un vuelco a la sensibilización de los profesionales. Tanto es así que parece impensable hablar de una vacunación obligatoria en nuestro país. Ejemplos de otras experiencias hay varias. Primero fue Italia, ahora Francia y Grecia. En todos estos países, los sanitarios estarán obligados a vacunarse frente a la COVID-19. De no hacerlo, se exponen a sanciones disciplinarias, administrativas o de limitación de actividad. Entre ellas, la suspensión de ejercicio y sueldo.

Aunque España se podría enfrentar legalmente a una vacunación forzosa -la legislación defiende la voluntariedad pero deja abiertas las puertas a la obligatoriedad- parece que el Gobierno no se lo plantea. La realidad es que la situación aquí es bien distinta. En España están inmunizados la práctica totalidad de los profesionales.

Como explican desde el CGCOM, “los médicos conocemos el método científico, sabemos que la mejor manera de erradicar la pandemia COVID-19 es la vacunación universal, ya tenemos ejemplos bien documentados anteriormente con la erradicación de la viruela. Por lo tanto, podría afirmar que mayoritariamente no sólo no hubo reticencias, sino que las vacunas fueron recibidas con entusiasmo en nuestro colectivo”.

En opinión de esta institución, sería innecesaria la obligatoriedad. “La aceptación entre el personal sanitario en general y los médicos en particular es muy elevada. Atentaría contra la libertad individual y creemos que la obligatoriedad se puede cambiar por información y educación de salud pública y concienciar en medidas para protegernos a nosotros y a los demás”, apuntan.

En 2018, uno de cada tres sanitarios se vacunó frente a la gripe

Lo cierto es que desde el ámbito sanitario defienden la implicación que han mostrado los profesionales para vacunarse frente a la COVID-19. De este modo, apuestan por concienciar antes que obligar. Como indica la tesorera del Consejo General de Farmacéuticos (CGCOF), “la decisión de establecer la obligatoriedad de vacunación a los profesionales sanitarios abre un debate jurídico al que no deberíamos haber llegado. Los profesionales de la salud desde el convencimiento y la responsabilidad sanitaria deben no solo vacunarse, sino también promover y defender la vacunación como un arma que nos está permitiendo prevenir la enfermedad y disminuir su gravedad y mortalidad”.

En esta línea, el presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, asegura que la obligatoriedad de vacunarse en general está clara en las enfermeras y enfermeros de España, y así lo  han demostrado vacunándose en su totalidad. “El mensaje ha calado desde el principio y hemos sido transmisores de esta obligación al conjunto de la población”, apunta.

Así las cosas, parece que la alineación entre profesionales es clara. La vacunación es necesaria y existe un compromiso por parte de la profesión. En este sentido, España puede ser ejemplo de buenas prácticas que esperamos se extiendan más allá de la COVID-19.