Desde hace ocho años, Cátedras en Red y Janssen rinden su particular homenaje al movimiento asociativo de los pacientes. Con el recuerdo de Albert Jovel todavía vivo en la retina, y cuidando su legado como un tesoro, el Foro Premios Afectivo Efectivo mantiene su esencia como una auténtica fiesta con una amplísima representación del sector sanitario. Un espacio para la celebración, pero también para la reflexión, con debates abiertos, sugerentes y transformadores.
Esta edición, además, ha sido la del reencuentro. La edición de las sonrisas y los abrazos, porque después de dos años de pandemia, tal y como recordaron algunos de sus ponentes, había ganas de verse y abrazarse.
La apuesta por la humanización de la atención irrumpió hace años en el sistema sanitario en un momento de fascinación tecnológica pura y dura. El brillo de los avances continuos y la innovación permanente amenazaba entonces con relegar a un segundo plano algo esencial para los pacientes: ese trato como personas, como seres humanos, en un momento en el que la enfermedad nos recuerda que somos vulnerables.
El modelo efectivo afectivo, abanderado por Janssen, recoge a la perfección esta inquietud. Además, en un entorno cambiante y en continua transformación, la fórmula da este año un paso más y aspira a que la evolución de este modelo gire hacia la sostenibilidad. No puede ser de otro modo. Hemos vivido en primera persona, pandemia mediante, que la salud, la que se escribe con mayúsculas, esta íntimamente ligada a la del planeta.
El colectivo sanitario también tiene que «empastar»
A lo largo de esta jornada los expertos dejaron multitud de frases e ideas para la reflexión. El ex consejero catalán Boi Ruiz, por ejemplo, propuso la creación de biomarcadores que midan la percepción de las personas. La «medicina de precisión» trascendería así el aspecto puramente científico y afinaría en la experiencia del paciente.
Más allá del ámbito médico o sanitario, el filósofo José Antonio Marina abordó la compasión como un gesto específicamente humano.»Lo tenemos interiorizado, pertenece a nuestra herencia genética y se quiebra en la adolescencia», explicó. El filósofo apostó por fomentar este sentimiento como una actitud de cuidar lo valioso. En medicina, nada más valioso que la vida.
Mensajes diferentes también en la participación especial, a cargo de Zapata Tenor. El humor y la música como telón de fondo para lecciones imprescindibles. Una invitación a «empastar» como colectivo, un término musical que invita a escuchar los demás y a modular la propia voz para fundirse en una sola melodía. Curioso, además, que esta experiencia sincronice los latidos.