Tras meses de intensidad, la pandemia de la COVID-19 no da un respiro a un sistema sanitario que no ha parado de trabajar de manera ejemplar. Desde los profesionales al pie de los centros sanitarios, pasando por las farmacias hasta la investigación de la mano de la industria farmacéutica y de los organismos públicos.

Parece que tampoco habrá respiro para la clase política que sigue inmersa en el debate de la gestión sanitaria de estos meses. Después de varias semanas frenéticas en el Congreso de los Diputados, el dictamen final que salió de la Comisión para la Reconstrucción no ha calado entre el sector. El descontento generado entre las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes será un hilo conductor en un verano en el que toda España está pendiente de los pasos que de el Ministerio de Sanidad. Consideran que es imprescindible que a la hora de trasladar los puntos conflictivos del dictamen en sanidad al terreno normativo, llegado el caso, se cuente con ellos como interlocutores. Ahora, la pelota está en manos del Gobierno.

Un eslabón fundamental que seguro no ‘cerrará’ por vacaciones es la investigación. Muestra de ello, es la carrera mundial por conseguir una vacuna frente a la COVID-19. En los últimos días estamos asistiendo a una presentación en escala de resultados en fases preclínicas, como antesala de los ensayos en humanos.

Moderna, la vacuna de Oxford y AstraZeneca y la de Janssen han presentado datos robustos en ensayos clínicos. Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 164 vacunas experimentales contra la enfermedad. Y de ellas, hay 12 proyectos españoles, que han recibido una financiación inicial de ocho millones de euros por parte del Ministerio de Ciencia. Un ejemplo de que el sector de I+D+i español tiene un enorme potencial. A pesar de que su desarrollo, hasta ahora, no ha sido pleno, ahora es el eje de cualquier movimiento en nuestro país.

Quizás por todo eso y por otros muchos esfuerzos que se están haciendo en otras áreas sea conveniente no dejar de lado a los que saben. Las sociedades científicas, desde las médicas hasta las centradas en la investigación, deben ser parte activa de la hoja de ruta que de aquí en adelante guíe nuestros pasos.