| viernes, 15 de junio de 2018 h |

La investigación y desarrollo de nuevas moléculas o combinaciones en oncología tuvo su puesta de largo hace unos días en Chicago. ASCO volvió a ser un escenario de lujo para la excelencia en esta área médica que tanto puede cambiar las esperanza de los pacientes. Sin embargo, la ciencia necesita de implantación real para que una sociedad se beneficie realmente de ella y es aquí donde la iniciativa política es clave. Lo primero, como casi siempre, es comprobar que la oncología es una apuesta de país pera, posteriormente, trazar la estrategia ideal para que la innovación llegue a la ciudadanía en condiciones de igualdad y equidad.

El pasado reciente de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, despeja la primera incógnita. La Comunidad Valenciana fue pionera en democratizar el acceso a los últimos tratamientos de la hepatitis C. Una apuesta que se resume en que la innovación que cumple precisamente ese requisito es del agrado de la ministra.

Ahora vendrá la segunda parte, más espinosa al tratarse de una búsqueda de financiación en un contexto internacional de reducción de déficit. Durante su etapa como consejera, Montón viajó a Madrid para abanderar junto al Grupo Parlamentario Socialista la solicitud de un fondo para la innovación que saliese del Ministerio y que aliviase las tensiones presupuestarias que viven las comunidades autónomas. Este fondo no se verá en 2018 porque los presupuestos están cerrados pero es justo recordar que el PSOE registró una enmienda a estas cuentas solicitando la implementación de este fondo que daría espacio a la innovación.

Los siguientes meses serán cruciales para ver si todas las soluciones médicas que se ven en ASCO podrán beneficiar a los pacientes. En unos días la ministra de Hacienda convocará el Consejo de Política Fiscal y Financiera para negociar los nuevos objetivos de déficit que deben trasladar a Bruselas antes de vacaciones. Ese cónclave podría ser una oportunidad de oro para Montón. Si reúne antes al Consejo Interterritorial para solucionar las necesidades económicas de la sanidad autonómica podría hacerle llegar el documento de consenso a su colega de Hacienda para que lo tenga en cuenta antes de viajar a Bruselas.