
El 17 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Seguridad de los Pacientes proclamado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2019. Este día forma parte de las campañas mundiales de salud pública de la OMS y en 2023 centrado en el tema “Involucrar a los pacientes en la seguridad del paciente” con un mensaje claro: ¡Demos voz a los pacientes!.
Mediante este lema la OMS pretende llevar las voces de los pacientes y de las personas al primer plano de la atención sanitaria. En esta línea, la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, junto con la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) iniciaron en 2022 una campaña para promover ante las instancias públicas competentes la seguridad de las personas alérgicas que pueden sufrir reacciones anafilácticas. La anafilaxia es una manifestación aguda de una enfermedad crónica como es la alergia a alimentos, himenópteros o medicamentos.
Se trata de una reacción alérgica generalizada, de instauración rápida, de carácter grave y que, en algunos casos, provoca la muerte. Esta reacción requiere la administración inmediata de adrenalina intramuscular y el traslado de la persona a un centro sanitario con carácter urgente. Su incidencia se ha incrementado exponencialmente en los últimos 10 años, sobre todo en niños.
La Agencia Europea de Medicamentos recomienda prescribir a los pacientes en riesgo de anafilaxia dos autoinyectores de adrenalina (AIA). En la vida diaria, especialmente en los casos de niños con alergia a los alimentos, se debe disponer de varios AIA, ya que además de los que maneja la familia es necesario, por ejemplo, contar con autoinyectores en el centro escolar por si se produce una reacción en el colegio. Si a esto le añadimos el carácter crónico de algunas alergias, el riesgo persistente de la anafilaxia y la caducidad corta (unos 16 meses) de los AIA, el resultado es un coste económico importante para muchas familias, que limitan el poder de adquisición de una medicación esencial para salvar vidas.
AEPNAA, SEAIC y SEICAP quieren dar voz a esta realidad y garantizar que la adquisición de AIA no suponga una carga excesiva para las familias con menos recursos. Esto será posible si por parte de las autoridades sanitarias españolas se reconoce la alergia como una enfermedad crónica y se incluyen los AIA en la lista de medicamentos de aportación reducida.
En España, pagamos cerca de la mitad del coste de un medicamento cuyo mecanismo de administración encarece de forma notable su precio; en otros países de nuestro entorno las administraciones sanitarias facilitan gratuitamente o a un coste muy reducido esta medicación. El coste para el Sistema Nacional de Salud de la inclusión de los AIA en la lista de aportación reducida requeriría una inversión estimada de entre 3 y 4 millones de euros anuales. Con esta inversión, cuyo impacto en las cuentas públicas es mínimo, podríamos asegurar un acceso más equitativo y un tope máximo de aportación al paciente, garantizando que cada paciente anafiláctico disponga de los AIA que necesita.