Marta Riesgo Madrid | viernes, 11 de octubre de 2019 h |

Pocas personas conocen tan bien el sector farmacéutico español como Humberto Arnés. El director general de Farmaindustria, cargo que ocupa desde el año 2001, se sabe al dedillo las necesidades de un sector que ha cambiado de forma radical y que lleva la investigación y la innovación en su ADN.

Pregunta. En enero del 2000 El Global publicaba su primer número y desde entonces se puede decir que la evolución de la industria farmacéutica ha sido notable, ¿no?

Respuesta. Ha sido una transformación muy grande desde distintos puntos de vista. En el ámbito puramente terapéutico hemos tenido grandes avances, por ejemplo en oncohematología, VIH, diabetes o psoriasis. Desde el punto de vista industrial nos hemos consolidado como referentes en materia de I+D, siendo líderes absolutos en este ámbito; el 20 por ciento de la I+D industrial que se realiza en España procede de las compañías farmacéuticas. También nos hemos convertido en un referente en investigación clínica a escala internacional; hemos seguido profundizando en la relación con el Gobierno con la puesta en marcha de distintos acuerdos y, además, hemos avanzado en materia de transparencia con la puesta en marcha del Código de Buenas Prácticas.

P. En nuestro primer número hablábamos del poder que tenía la “química”. Hoy hablamos de la genómica o de la medicina personalizada…

R. Estamos en los albores de una revolución tecnológica nunca vista hasta ahora. De hecho, una gran parte de los nuevos medicamentos son de origen biológico. Para los próximos dos o tres años el 30 por ciento de todo el mercado farmacéutico va a ser de origen biológico. Eso no quiere decir que la química no tenga recorrido. Algunas de las soluciones terapéuticas de estos últimos años proceden de productos de base química.

P. En las últimas dos décadas la inversión necesaria para desarrollar un medicamento ha pasado de 1.000 millones a más de 2.500 millones. ¿A qué se debe?

R. La industria invierte en I+D a nivel mundial entre 130 y 140 mil millones de euros anualmente, y el número de nuevos productos que llegan al mercado no llegan a 50. Si se hace una división entre las dos cifras el resultante es sencillo. Hay que tener en cuenta que cada día trabajamos en una medicina más precisa y compleja, lo que incrementa el coste de la investigación. Por otro lado, las exigencias de las agencias reguladoras son cada vez más elevadas. Una gran parte de los procesos de fusión de los últimos años se explican por el incremento del coste de la investigación y esta mayor complejidad y dificultad. También es verdad que el sector ha cambiado su modelo de investigación avanzando, ante la necesidad de ser más eficientes, hacia una investigación más colaborativa. Además, la revolución de la digitalización va a permitir ser bastante mas eficientes en el proceso o el modelo de investigación.

P. ¿Están valorando las autoridades realmente la actividad investigadora que realizan las compañías?

R. Coincidimos con la administración en que la financiación de los medicamentos tiene que ser en función del valor que aportan; es un punto en el que hoy en día nadie discute. El problema radica en cómo medir de manera objetiva, predecible y con rigor el valor real de esa innovación. Es ahí donde se pueden generar discrepancias. Cuanto más ahondemos en procedimientos objetivos, podremos reconocer más adecuadamente la investigación que desarrolla la industria. En todo caso, la valoración y el reconocimiento de esa investigación va a requerir también de un cambio del modelo de financiación pública. Hoy el fármaco se considera un gasto y debe considerarse una inversión, puesto que aporta importantes ahorros al sistema. Valorando con criterios objetivos y rigurosos podremos avanzar de manera muy importante.

P. La directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, Patricia Lacruz, ha lanzado ya algunas pistas sobre ese nuevo modelo de financiación: costes de I+D + costes de producción + margen de beneficio. ¿Cómo lo valora?

R. No nos consta que la administración trabaje en ese modelo ‘cost plus’. Nuestra legislación reconoce la forma de fijar el precio e incorpora muchos aspectos, como puede ser la innovación que aporta, el impacto presupuestario, el valor o la prevalencia de la enfermedad, entre otros. Un sistema en el que solo se reconociera el coste de producción y de investigación y no el riesgo ralentizaría el progreso terapéutico. Solo uno de cada diez medicamentos ven finalmente la luz, y eso supone un coste de investigación muy importante. A esto se suma que solo tres de cada diez fármacos retornan el coste invertido en su investigación. Nadie abordaría procesos de tanto riesgo si no se reconoce.

“Siempre se ha ignorado la aportación económica industrial del sector farmacéutico”

P. El presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, Josep Tabernero, es partidario de adoptar modelos como las aprobaciones condicionales o a riesgo. ¿Qué les parece?

R. Claro; eso es medir resultados con indicadores estandarizados que muestren la realidad plural de un fármaco y permita demostrar su valor. Pero es importante no solo medir el aspecto disruptivo, sino otros como la innovación incremental. Se trata de aportar valor al paciente para ser más eficaces y eficientes en la solución de sus problemas y, por tanto, aumentar la calidad de la prestación sanitaria.

P. Pendiente está también la revisión del convenio de sostenibilidad con el Gobierno. ¿Qué esperan que incluya?

R. El convenio de sostenibilidad establecido en 2015 se firmó en un momento en el que España estaba saliendo de una situación de crisis, cuando todavía estábamos sometidos al escrutinio de Bruselas y donde la contención del gasto era una necesidad muy importante. Los momentos actuales requieren contemplar el acuerdo de una forma más amplia, no solo manteniendo esta faceta de sostenibilidad sino incorporando otras que contemplen lo que ofrece nuestro sector en términos de investigación y de aportaciones sanitarias.

P. La Organización Mundial de la Salud ha adoptado recientemente una resolución de transparencia. ¿Cree que hace falta más transparencia?

R. Los precios de los medicamentos en España son transparentes; están en el nomenclátor y cuando un ciudadano va a la farmacia puede verlo. Otra cosa es que en el ámbito hospitalario los precios finales de adquisición del comprador público difieran, porque hay una capacidad de negociación entre el proveedor y el comprador que es legítima. Lo que importa es que el ciudadano tenga la plena garantía de que la aprobación, fijación de precio y las condiciones de reembolso sean óptimas, y eso ocurre en España. El proceso, en el que participa tanto el Gobierno central como las comunidades, es transparente y permite tener la garantía de que se realiza en las mejores condiciones y en función de los mejores resultados para la sociedad.

P. Más allá del precio, la industria farmacéutica destaca por sus aportaciones a la economía. ¿Cree que las autoridades reconocen esta aportación?

R. Este sector siempre ha sido ignorado desde el punto de vista de su aportación económica industrial. Sin embargo, nos sentimos un sector que aporta valor sanitario, pero también un sector de actividad económica y exponente claro del modelo productivo que requiere nuestro país. Aglutinamos tres aspectos fundamentales en las economías modernas: industria, innovación e internacionalización. Difícilmente podemos encontrar otro sector que, además de aportar valor en materia sanitaria, aporte tanto valor económico e industrial.

P. ¿Y qué necesita el sector para mantener estas aportaciones?

R. No solicitamos ayudas ni subvenciones. Queremos que se nos considere un sector importante de nuestra economía y que se establezcan marcos regulatorios estables, predecibles y alineados con los países del entorno. Necesitamos una regulación atractiva para nuestro sector. Esto implica que las medidas de control del gasto sean respetuosas con los fármacos innovadores, que los sistemas de fijación de precio valoren la aportación terapéutica que realizan estos medicamentos y que se consideren algunos principios fundamentales de nuestro sector, como puede ser los temas de propiedad industrial o que no se alteren las condiciones de competencia.

“La valoración de la investigación va a requerir de un cambio del modelo de financiación pública”