C.M.L. Madrid | viernes, 18 de enero de 2019 h |

Hablar del modelo español de trasplantes es hablar de una historia de éxitos.

Año tras año, España, líder mundial en donación y trasplantes demuestra su capacidad de superación con las cifras.

Hace unos días se conocían las nuevas cifras de España en esta materia. Unos datos que avalan la trayectoria de la Organización Nacional de Trasplantes que este año cumple 30 años.

Un poco de historia

El trasplante comienza su camino en España durante la década de los sesenta, cuando en el 1965 cuatro médicos hacen posible los primeros trasplantes de riñón con éxito en nuestro país. Estos héroes, como los nombran en la propia página web de la ONT, eran los doctores Gilvernet, Caralps, Alférez y Hernando. Los dos primeros del Hospital Clinic de Barcelona. Los segundos, de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. “Los profesionales que se lanzaron a hacer estas intervenciones, fueron sin duda auténticos pioneros merecedores de la máxima consideración y el respeto para quienes abrieron un camino como el de los trasplantes, que puede ser de todo menos fácil”, explican en la organización.

Desde entonces se hizo necesaria la regulación legal de esta práctica, que llegó con la Ley de Trasplantes (Ley 30/1979)5​ y el Real Decreto 426/1980,6​ que ya entonces reconocía el anonimato del donante y la ausencia de lucro en la práctica de la extracción de órganos, entre otras disposiciones.

En la década de los 80, la práctica médica fue evolucionando, sumando nuevos órganos a la oferta de los hospitales: hígado, corazón y páncreas. Al poco tiempo, consiguieron resolver los problemas de desplazamiento.​ Cuando era necesario acudir a otra localidad para obtener el órgano, el Hospital Puerta de Hierro utilizaba los aviones Mystere proporcionados por el Ejército. No fue exclusivo de este hospital, la práctica que acabó extendiéndose paulatinamente a otros centros.

En aquella épica, el número de candidatos a trasplante entre los enfermos renales aumentaba sin parar. La proliferación de los centros de diálisis convertía en nuevos candidatos a personas que antes simplemente hubieran fallecido durante la espera. Consecuentemente, crecía el número de candidatos sin que la oferta de donaciones lo hiciera en paralelo. Así llegó 1987, el año en que precisamente cuando más necesario era un incremento de las donaciones, se produjo un descenso del 20 por ciento a nivel nacional.

Afortunadamente, la situación se consiguió revertir. El antiguo Hospital del Rey de enfermedades infecciosas, fue el lugar elegido para que allí quedase instaurada la Organización Nacional de Trasplantes. En aquel entonces, la ONT la conformaban tres personas: Rafael Matesanz y dos secretarias.

Los comienzos no fueron fáciles. El principal problema era la escasez de donantes, sin embargo, el trabajo y empeño de los profesionales detrás de la institución consiguieron consolidar la organización y comenzar a trabajar.

Pronto el mero hecho de saber que algo se estaba moviendo en el mundo de los trasplantes, despertó enormes expectativas. Los enfermos y las asociaciones que los representaban tenían un respaldo. Paralelamente, fueron sumándose coordinadores autonómicos al nuevo proyecto.

La ley de trasplantes

La donación y los trasplantes en España durante los años sesenta y setenta careció de regulación legal.

Semejante hecho impedía un desarrollo integrado de estas terapéuticas, por ejemplo al dejar la donación ligada a unos protocolos científicos que podían ser aceptados o no por los jueces. El acentuado interés por ordenar el asunto que demostraran tanto los profesionales como los enfermos renales, acabó convertido en promulgación de la Ley 30/1979 y el Real Decreto 426/1980 que desarrollaba la ley de trasplantes.

Dicha ley, que aunque renovada conserva todavía el núcleo de su espíritu hoy vigente.