La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer estima que la incidencia de esta patología aumentará en un 63 por ciento entre 2018 y 2040. ¿Están los países preparados para abordar esta amenaza? Esa pregunta tiene ya respuesta gracias al Index of Cancer Preparedness (ICP), una herramienta desarrollada por The Economist Intelligence Unit que realiza una radiografía en 28 países para ver en qué punto se encuentra cada uno de sus sistemas sanitarios para abordar esta amenaza.
En concreto, el ICP explora cómo los países están preparados para abordar el cáncer en tres áreas específicas: política y planificación; prestación de cuidados y sistemas de salud y gobernanza. Las puntuaciones más altas en promedio se encuentran en el apartado de política y planificación. Sin embargo, el desempeño de los países se debilita cuando se pasa a la implementación, a la disposición general y a la gobernanza del sistema de salud. Esto se ve de forma más destacada en los países con ingresos medios y bajos. De hecho, mientras Australia encabeza el PCI, seguida por los Países Bajos y Alemania, Arabia Saudita, Rumania y Egipto se enfrentan al mayor margen de mejora.
En el caso de España se puede decir que se encuentra en una buena posición para afrontar el reto del abordaje del cáncer, situándose en la séptima posición. De hecho, en una puntuación sobre 100, España consigue un 89,7 en lo referente a política y planificación, un 89,2 en prestación a ciudadanos y un 62,1 en el apartado de sistemas de salud y gobernanza, donde el país encuentra su punto más débil. De hecho, en este punto el índice realizado por The Economist encuentra posibilidades de mejora en lo que se refiere a la voluntad política para afrontar este reto, con una puntuación de 64,1 sobre 100. El peor dato se encuentra en las infraestructuras de las que dispone el país, con una puntuación de 40,2.
En el apartado de políticas y planificación, en el que España obtiene una nota bastante alta, el organismo destaca la investigación que se realiza en oncología y las políticas contra el tabaquismo y las destinadas a fomentar estilos de vida saludable. Todos estos aspectos obtienen una puntuación de 100. Frente a ellos, la puntuación más baja en este aportado está destinada al plan nacional de control del cáncer, con un 70,8.
En lo referente a la prestación a ciudadanos, inmunización, cribado y diagnóstico temprano y guías clínicas, España consigue la máxima puntuación. Los servicios disponibles para los pacientes y el personal constituyen el punto más débil en este apartado, con 62,4. La atención centrada en el paciente obtiene una nota alta, concretamente de 83,3.
Llama la atención que España comparta posición con Estados Unidos. En el caso de este país, el control del tabaco, la disponibilidad de guías clínicas y las infraestructuras son los puntos más débiles. Por contra, la disponibilidad de registros de pacientes, la investigación en este campo y el plan nacional para el abordaje de esta patología son sus puntos fuertes.