Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 18 de mayo de 2018 h |

En la lucha contra las resistencias antimicrobianas, los médicos de atención primaria tienen aún un largo recorrido por delante. Se trata de una de las áreas de interés para estos profesionales, que recientemente se abordó en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), celebrado en Barcelona. Desde esta sociedad científica se remarca que el 80 por ciento de las prescripciones de antibióticos que se hacen surgen del primer nivel.

En este contexto se presentaron los resultados de un estudio y una recomendación sobre este tema, que explica a GM Josep María Cots, del Grupo de Enfermedades Infecciosas de esta sociedad científica. La tercera edición del estudio HappyAudit, liderado por médicos daneses pero con datos de centros españoles, revisa la prescripción de antibióticos en infecciones respiratorias, en faringoamigdalitis y bronquitis. Según sus conclusiones, de disponer de pruebas diagnósticas en la consulta se podría reducir en alrededor de un 70 por ciento el consumo de estos fármacos en ambos casos.

Las recomendaciones del experto para reducir esta elevada prescripción pasan, entre otros puntos, por el acceso a pruebas diagnósticas en la consulta. El test para la detección rápida en angina ya está implantado en muchos centros de salud, indica Cots, pero no el test de PCR. Su recomendación es que poco a poco se realice formación a los médicos sobre el uso de estos test, que pueden resultar útiles en determinadas circunstancias, según los criterios clínicos establecidos.

Su precio ronda el euro y los tres euros, respectivamente, y al margen del ahorro económico, contribuye a controlar el consumo de antibióticos, “el factor más importante para frenar el avance de los gérmenes resistentes a antibióticos”.

Otra de las vías es la prescripción diferida, una práctica extendida en los países nórdicos. Cots explica que el paciente puede salir de la consulta con su prescripción de antibióticos, con la explicación del médico: “Yo creo que no hay una infección de tipo bacteriana, pero si en 48 horas la enfermedad sigue esta evolución, la toma. Si se encuentra bien, puede romperla”, expone. Esta práctica, subraya, reduce un tercio el consumo de antibióticos.

La tercera medica pasa por proporcionar folletos informativos a los pacientes, en los que se detalla la enfermedad.

Hay que insistir en una idea clave, apunta: “los antibióticos solo sirven para las bacterias”, y en atención primaria lo que el profesional ve con más frecuencia son infecciones de tipo vírico. “Es una idea que hay que inculcar a los médicos y a los pacientes”, puntualiza.