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Como si viviéramos en el mundo de Alicia en el país de las maravillas, la realidad de la farmacia convive con el “todo va bien” y evitar abordar los temas incómodos. Son éstos precisamente los que son importantes para la farmacia; los que requieren avisar que algunas medidas tendrán un impacto en la viabilidad de la farmacia. Vuelven a ser las CC.AA., y de nuevo Madrid, las que llevan las riendas de los debates que afectan a la profesión farmacéutica y a la oficina de farmacia. Algún día nos daremos cuenta del coste y la ceguera de no ver la nimiedad de la Farmacia en la agenda sanitaria nacional. En este caso, Adefarma, FEFE, Cofares Aeseg y el propio COF de Madrid se han puesto manos a la obra, de nuevo. Incluso Jaime Acosta se ha ofrecido, en un encuentro con algunos farmacéuticos, a hablar de AIReF. Es muy sencillo, por si alguien aún no lo entiende: hay que poner en la agenda los asuntos que son relevantes, y eso es compatible con los asuntos históricos como la campaña de verano de protección solar y prevención de melanomas, la detección precoz de la violencia de género en la farmacia, la adherencia, etc. Pero no se representa a la farmacia española para “agradar” y hacerse fotos de campañas y convenios. La AIReF ha dado la cara, un gesto que debemos agradecer a Pedro Comín, coordinador del último informe encargado por el Gobierno. Comín debe recordar que a Andalucía la rescata España con los desabastecimientos, pero a España no la rescatará nadie si se producen. Un acierto, Luz Lewin.