Se estima que más de un 60 por ciento de la población española sufre algún tipo de enfermedad de tipo reumatológico, siendo la artritis reumatoide (AR) la más prevalente no solo a nivel nacional sino también Europeo —donde la padecen más de 5 millones de personas—. Su abordaje supone un coste medio anual —directo e indirecto— a los sistemas sanitarios de 17.000 euros por paciente.
Datos como los anteriores fueron expuestos en el marco de la sesión Biosimilars: making a difference for Rheumatology, organizada por Mylan este 12 de junio en el marco del Congreso Europeo de Reumatología (Eular) celebrado en Madrid. “Teniendo en cuenta estos costes, está claro que hay margen de mejora en el abordaje de la artritis reumatoide. No solo respecto a los tratamientos, sino en las estrategias públicas y minimizar su impacto”, expuso en esta sesión José María Álvaro Gracia, presidente electo de la Sociedad Española de Reumatología.
Tal como se apuntó en este acto, una de esas herramientas son los biosimilares, un campo al cual Mylan ha contribuido recientemente con el lanzamiento de Hulio —biosimilar de adalimumab—. Y es que “cuantas más terapias accesibles se disponga, mejor para los pacientes”, recalcó Antonio Torralba, presidente de la asociación ConArtritis. Ahora bien, el representante del colectivo de pacientes recalca que, a la hora de hablar de las ventajas que aportan los biosimilares, no solo hay que hablar de precios más bajos “sino reivindicar su seguridad y eficacia”.
No obstante, la realidad diría que “no se puede tratar bien a todos los pacientes europeos afectados por AR porque los biológicos y biosimilares siguen teniendo restricciones en buena parte de los países, especialmente económicas”, denunció Rieke Alten, jefa del Departamento de Medicina Interna y Reumatología de Schlosspark-Klinik, University Medicine de Berlin (Alemania).
Respecto a ciertas reticencias que, al margen de ser razonadas o no y sea cual sea el área terapéutica, siguen teniendo los biosimilares, como sería su farmacovigilancia, el presidente de la SER defiende la “rigurosidad” en torno a estas terapias. ”Los datos que tenemos en farmacovigilancia de biosimilares es muy superior a todo lo que teníamos hasta ahora con otros tratamientos”, concretó.
Otras cuestiones, como el convencimiento del propio paciente, también parecen superadas. Según un estudio presentado por la propia Rieke Alten en el Congreso Eular con pacientes holandeses afectados por AR, un 33 por ciento de aquellos a los que se les sustituyó su terapia biológica por un biosimilar manifestaron su deseo en un primer momento de volver al biosimilar. Sin embargo, cuando recibieron más información sobre su también eficacia y seguridad, ese porcentaje se redujo hasta un insignificante 2 por ciento.