Café de Redacción

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CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 21 de octubre de 2016 h |

La Trombosis Venosa Profunda (TVP) es un trastorno frecuente en la práctica médica que afecta a uno o dos de cada 1.000 adultos al año y supone el dos por ciento de los ingresos hospitalarios. Se puede considerar una enfermedad mortal, ya que puede dar lugar a Tromboembolismo Pulmonar (TEP) y al Síndrome Postrombótico (SPT).

Su abordaje es posible mediante tratamiento convencional con anticoagulantes y medias de compresión o de manera más específica en determinadas situaciones extremas con dispositivos que permitan una rápida eliminación del trombo. Bajo este marco tuvo lugar el encuentro de redacción ‘Trombosis Venosa Profunda: una llamada urgente a la acción’, organizada por Wecare-u, donde se puso sobre la mesa la necesidad de conseguir un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano de la enfermedad de cara a evitar consecuencias graves.

La disgregación de datos, el déficit de registros y el acceso a las últimas innovaciones en el tratamiento de esta enfermedad suponen grandes desafíos para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Dado el carácter crónico del SPT sus repercusiones sobrepasan los aspectos clínicos. De este modo, son muchas las consecuencias que conlleva como incapacidades, alteración de la calidad de vida, reingresos múltiples, bajas laborales, etc. Por ello, hace falta aunar esfuerzos y trabajar para unificar criterios entre las múltiples especialidades que abordan esta patología.

Sin embargo, la variabilidad en la cartera de servicios de cada comunidad autónoma está frenando su abordaje de forma homogénea en cada región. Dependiendo de cada comunidad autónoma estos pacientes son derivados a un especialista y a otro.

La enfermedad tromboembólica venosa es un claro ejemplo de abordaje multidisciplinar. Hay un número importante de especialidades médico-quirúrgicas implicadas en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de estos enfermos, desde atención primaria y urgencias, hasta áreas más concretas como interna, neumología, cirugía vascular, hematología, etc.

A juicio del presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), Vicente Vicente, el sentido de “propiedad” de la patología es un hecho que debe desaparecer cuanto antes. El criterio en esta patología y en muchas otras es cada vez más de “integrar” conocimientos y destrezas en el cuidado del paciente. Sin embargo, hacen falta “comités de enfermedad tromboembólica hospitalarios, donde también deben participar enfermería y facultativos de primaria”, apunta Vicente.

Como explica Esther Vázquez, cirujana vascular del Hospital Severo Ochoa, hay, por tanto, una necesidad de unificar datos para conocer el problema real en España. “Existe un gran desconocimiento de cuánta gente y qué problemas presentan estas patologías”, indica la experta, al tiempo que comenta que según los datos de la Sociedad Española de Cirujanos Vasculares, que llevan registrando el número de pacientes desde 2004, consumen una alta tasa de recursos sanitarios. En Inglaterra, por ejemplo, “se estima que supone alrededor de un dos por ciento del presupuesto sanitario”, comenta.

Rafael Martínez, vicepresidente de la Asociación Cordobesa de Pacientes Anticoagulados (ACPA), asegura que las asociaciones tampoco disponen de datos. “Hay especialistas que diagnostican esta patología pero como la prescripción está difuminada no se registran los recursos que se están invirtiendo”. A su juicio, y al igual que apunta José María Abadal, del Servicio de Radiología Intervencionista del Hospital Severo Ochoa, se deberían homogeneizar criterios y buscar la fórmula para aglutinar en una especialidad a los pacientes con problemas tromboembólicos. “Son necesario, por tanto, estudios adecuados donde las sociedades científicas y la administración analicen la incidencia, prevalencia y el gasto sanitario que conllevan”, remarca Vázquez.

El abordaje de estos pacientes se realiza, en la mayoría de los casos, desde atención primaria. Como indica Vázquez es este profesional el que realiza el seguimiento. A nivel hospitalario, el internista o el cirujano vascular también tratan esta enfermedad. Sin embargo, no todos los hospitales cuentan con los mismos recursos y la misma cartera hospitalaria. Las unidades interdisciplinares son necesarias, y por tanto, apostar por áreas especializadas que coordinen y formen a otros profesionales es indispensable. “Tampoco hay datos de cuántas unidades hay, partiendo de la base de que no todos los centros cuentan con los mismos recursos”, incide la cirujana.

En el Hospital Severo Ochoa ya trabajan en una unidad de este tipo. Como explica el radiólogo, los pacientes son derivados y el equipo integral es el que realiza el seguimiento y abordaje de la patología.

Si esta experiencia se hiciera extensiva a otras comunidades autónomas el ahorro de costes sanitarios, a la larga, sería importante. Según los datos del Libro Blanco de la patología venosa crónica, los costes sanitarios ascienden a 72 millones de euros anuales en gasto hospitalario y consumo de recursos en TPV. Los de la SPT suponen unos 9.000 euros por paciente y la mayoría del gasto es de personal, enfermería, etcétera. Además, Vicente añade que el coste del tratamiento y seguimiento de un paciente con TVP durante seis meses se ha establecido en nuestro medio alrededor de unos 14.266 euros.

Aunque en España no hay registros, Abadal adelanta que los datos en España se disparan cada año. Hay que tener en cuenta el envejecimiento de la población y la cronicidad. Martínez tiene claro que con este panorama “habrá que buscar métodos coste-efectivos y priorizar los recortes”.

Síndrome post-trombótico

Como explica Vicente, la aparición de un síndrome post-trombótico en pacientes con TVP es una complicación bastante relevante, con implicaciones sociales. “Durante años el SPT ha estado abandonado en muchos sitios, y con ideas o recomendaciones de qué hacer poco claras”, asegura, al tiempo que expone que desde hace ya unos años la participación de los especialistas de cirugía vascular es más importante y supone un avance en el cuidado de estos pacientes.

Las opciones terapéuticas son amplias. Los anticoagulantes son los tratamientos más utilizados para la TVP, sin embargo, no destruyen ni disuelven los coágulos ya existentes, y es posible que no eliminen los síntomas de TVP. En algunos pacientes, por tanto, son indicados tratamientos intervencionistas que ayudan a eliminar el coágulo, reduciendo el riesgo de complicaciones como el SPT. Además de los filtros venosos, se encuentran los trombolíticos y la trombectomía mecánica, es decir, catéteres especiales diseñados para romper y eliminar físicamente la totalidad del trombo mediante una intervención mínimamente invasiva. Esta intervención ayuda a restablecer rápidamente el flujo de la sangre, reduce la cantidad y la duración de los tratamientos farmacológicos y ayuda a prevenir las lesiones en las válvulas venosas.

Guías clínicas

¿Están actualizadas las guías clínicas para el tratamiento de esta patología? Para Abadal, las guías sí están actualizadas, sin embargo, en su mayoría son americanas. “Las españolas tienen un decalaje en el tiempo”, lamenta, al tiempo que explica que la tecnología va avanzando y los protocolos se quedan obsoletos. “Las de 2016 se hicieron en base a los resultados de 2014, con una tecnología anterior que nada tiene que ver con la actualidad”, expone el radiólogo.

El principal problema, a juicio de Vázquez, es que aunque los protocolos internacionales son trasladables a la práctica clínica en España, la mayoría basan el tratamiento con innovaciones que en España no están disponibles para todos los pacientes. Es el caso de los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) y los sistemas de trombectomía mecánica.

Estas alternativas pueden suponer un incremento del coste a corto plazo, pero a largo plazo son coste-efectivas. Sin embargo, el tratamiento convencional es el que prima en el SNS. “Una visión cortoplacista de la Administración”, añade Vázquez.

Para Vicente, desde hace tiempo que los profesionales están perfectamente concienciados con el mantenimiento del sistema, que obligadamente pasa por administrar adecuadamente los medios y recursos disponibles. “La formación continuada va dirigida a saber elegir lo mejor para nuestros pacientes, y precisamente la medicina actual no se caracteriza por la falta de innovación. Ahí radica nuestra responsabilidad, saber elegir e indicar adecuadamente”.

A modo de ejemplo, Martínez explicó como en Andalucía los neumólogos han tenido que pedir ayuda a ACPA para que se facilite la prescripción de los nuevos fármacos contra el tromboembolismo pulmonar. “Es un caballo de batalla y está claro que hay que olvidar los criterios económicos y pensar en los clínicos”, apunta el paciente.

De hecho, los expertos explican como en España en los últimos años la terapia comprensiva estaba financiada por el SNS, ahora sólo se prescriben las medias de comprensión fuertes, de las que muy pocos pacientes se benefician. En este sentido, todos apuntan a la necesidad de homogeneizar criterios (indicaciones) en lo referente a la cobertura de las prestaciones ofertadas por el SNS, con el fin de asegurar la equidad en el acceso en todo el territorio nacional.

Una solución para hacer más accesibles los nuevos avances que está ofreciendo la tecnología en el caso de la TVP, a juicio de los expertos, pasaría por centralizar recursos en subgrupos de pacientes. “No es un café para todos, habrá que seleccionar y aplicar la terapia más eficaz para cada paciente”, propone Martínez. Lo cierto es que estas terapias mejoran factores importantes de la enfermedad crónica, por lo que “si se selecciona un grupo de pacientes para que se beneficien de estas terapias, volviendo a dar flujo en la vena, se evitarán daños valvulares y por tanto, SPT”, añade Vázquez.

Más información

Aunque las asociaciones de pacientes intentan informar a los enfermos de los avances y las herramientas que están al alcance del SNS para abordar la enfermedad, no todos conocen realmente el alcance de la patología. “En general, el paciente está más informado y más concienciado de su patología, pero están muy limitados de cara a plantear soluciones”, asegura Vázquez.

Es cierto que el miedo a la “bata blanca” está latente en la actualidad, sin embargo, desde la asociación andaluza Martínez propone la ‘receta asociación’, es decir, “que el médico también pueda derivar a los pacientes a estas organizaciones para que desde allí reciban más información”.

En cualquier caso, todos coinciden en que en los próximos años el campo de la TVP evolucionará de manera importante, “con grandes avances”, puntualiza Abadal. Sin embargo, habría que trasladarlo en unidades especializadas con equipos multidisciplinares, sin olvidar la formación a los pacientes como herramienta de “empuje” para que estos tratamientos sean más accesibles de cara a la administración.


La variabilidad en la cartera de servicios de cada comunidad está frenando su abordaje de forma homogénea



En los próximos años el campo de la TVP evolucionará de manera importante “con grandes avances”


LAS FRASES

Esther Vázquez Rodríguez, cirujana Vascular del Hospital Severo Ochoa

Es fundamental aunar criterios y hacer ese trabajo interdisiciplinar para llegar a acuerdos”

Rafael Martínez, vicepresidente de Feasan y presidente de A.C.P.A.

Habrá que buscar métodos coste-efectivos. Es la administración la que tiene que saber priorizar”

Jose Mª Abadal, radio. intervencionista del Hospital Severo Ochoa

Es importante el paciente formado como herramienta de empuje para que facilitar el acceso”

Vicente Vicente, presidente de la Soc. Esp. de Trombosis y Hemostasia

El campo de la enfermedad tromboembólica venosa presenta un panorama de gran dinamismo”