El abordaje de la hepatitis C en España ha significado un hito indiscutible, una lección de la que aprender y de la que se extrae mucha información cuando se observa lo conseguido de una manera más sosegada. Lamentablemente, no todo es positivo. Porque más allá de las cifras absolutas de pacientes tratadas, del coste de los tratamientos o de la disponibilidad de los medicamentos a todos los pacientes independientemente del grado de fibrosis, vuelve a salir a escena uno de los males endémicos del Sistema Nacional de Salud: la inequidad.
Es bien conocido por todos los agentes que operan en el sector la diferencia de gasto por paciente entre las diferentes comunidades. Una diferencia excesiva entre los primeros puestos y los que cierran la tabla. Un gap que no habla bien de la gestión de la sanidad, que señala la inequidad existente y demuestra que en esa dirección hay mucho que hacer. Las cifras ponderada de pacientes tratados coloca a La Rioja, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana como las regiones que más se han aplicado a la hora de llevar a cabo lo señalado en el Plan Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C. Incluso en el caso de Madrid y Valencia, adelantándose al resto en relación al acceso al tratamiento independientemente del nivel de fibrosis.
Es evidente que la voluntad siempre vencerá a la inequidad y así queda demostrado. La voluntad política, la responsabilidad y las medidas encaminadas a resolver la falta de equidad solo son efectivas si se llevan a cabo. No hay más fórmulas mágicas ni trucos, ni invenciones. Voluntad. Querer hacer las cosas y hacerlas. Sin más. La necesidad de afrontar el futuro de la sanidad española desde el largo plazo, a través de un plan, se hace más que necesario. Analizar la llegada de innovaciones, trabajando con anticipación y con una idea clara de la necesidad de la población, llevará a una gestión responsable y alejada de cualquier sombra de inequidad.
La sanidad es una prioridad, un esfuerzo que implica a muchos agentes y no ha de ser abordada desde el corto plazo. Ahí es cuando surge la inequidad y la diferencia entre comunidades. El hecho de nacer en una u otra región no tiene que significar una peor atención o una falta de acceso a la innovación. Hay que insistir en que la anticipación y la voluntad vencerán a la inequidad.