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Santiago de Quiroga Presidente Editor de EG | viernes, 19 de octubre de 2018 h |

Me ha sorprendido la negativa del Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid a la Ley de Farmacia en trámite. Se trata de una oportunidad perdida de un consenso político sobre una normativa que responde a necesidades constatadas por los propios profesionales de la farmacia y por los pacientes, que son los principales afectados. La alternativa del Grupo Socialista es aún más sorprendente: no manejan un texto alternativo. Por ello, me inclino a pensar que las próximas elecciones autonómicas son las que obligan a “no dar ni agua” al Gobierno de Madrid. En castellano antiguo, me parece una patada de los socialistas al Gobierno del PP en el culo de los pacientes (y farmacéuticos), si me lo permiten. Para Podemos, las funciones se deben liderar desde los centros de salud, pero se olvida de que las necesidades se producen donde el paciente las requiere: la atención domiciliaria (AFD) de personas dependientes que no pueden acudir a un centro de salud con frecuencia, y que soliciten ese servicio. Es una cuestión de libertad de elección, sin duda. Con todo, al Gobierno del PP le puede tentar avanzar con un proyecto “que pudo ser y no fue” si se deja la AFD. Pero la papeleta mayor es la que mostrará el compromiso de C’s, más allá de los cálculos electorales, de abandonar una posición equidistante de todos y alejada de los pacientes frágiles que quieran AFD. C’s debe decidirse y apoyar lo que un paciente frágil puede necesitar, porque si sigue “recabando información” es que no está entendiendo la necesidad.