A. Cornejo

Madrid

| viernes, 22 de febrero de 2019 h |

Algo más de un año acumulaba el anteproyecto de Ley de Farmacia de Madrid recorriendo despachos sanitarios y políticos y ocupando espacios en los medios. Un año movido, en especial en los últimos meses una vez que el texto llegó a la Asamblea regional para iniciar su trámite parlamentario.

En todo caso, nada comparable a las 48 horas que vivió entre los pasados 18 y 19 de febrero. 48 horas en las que hubo tiempo para que los colectivos sanitarios insuflasen aire al futuro de la normativa y para que la plana política —o la campaña electoral, tanto monta— la asfixiase. ¿El resultado? Otra legislatura será. “Lo hemos peleado, pero nos hemos quedado sin Ley de Farmacia”. Este era el resumen que, sonando a ‘retirada’, realizaba a EL GLOBAL tras esta sucesión de acontecimientos el portavoz de Sanidad del PP —impulsor de la Ley— en la Asamblea, Eduardo Raboso.

A continuación, el relato de los hechos. Esta suerte de ‘límite 48 horas’ arrancó el 18 de febrero, cuando los Colegios de Farmacéuticos y Enfermeros de Madrid anunciaban un acuerdo en los artículos conflictivos del proyecto —como la Atención Farmacéutica Domiciliaria—y remitían a los grupos políticos un texto ‘cerrado’ de consenso de la nueva Ley.

Una actuación que no gustó nada a la oposición, aunque se valorase positivamente este consenso profesional: “Es la Asamblea quien legisla, no sectores externos”, se apuntaba desde Ciudadanos. También Podemos (Mónica García, su portavoz de Sanidad regional) indicaba que “no es normal que sean los colegios quienes quieran dictar las leyes”. Desde el PSOE, más de lo mismo: “sorprende que estos colegios desconozcan los cronogramas parlamentarios y remitan un texto cuando el plazo de presentación de enmiendas ha expirado”, dice José Manuel Freire.

Quizá este recelo explique parte de lo sucedido después. Dada la existencia de este texto de consenso profesional y la cercanía del fin de legislatura —en abril debe disolverse la Asamblea—, el grupo popular llevó a la Mesa de Portavoces de Sanidad del 19 de febrero la propuesta de proceder a una tramitación express (lectura única) de un texto que aglutinase las consideraciones de Farmacia y Enfermería y diversas enmiendas de los grupos. Era el ‘plan B’ frente a la tramitación ordinaria de la ley con la creación de una ponencia y debate en la Comisión de Sanidad de las enmiendas parciales. Una vía para la que la realidad dicta que no hay tiempo material de aquí a abril.

No obstante, ni siquiera hubo que entrar en detalles sobre cuál texto debatir. Toda la oposición rechazó esta propuesta dado que, según alegan, no concurren ninguna de las circunstancias que reserva el reglamento parlamentario para ello: que la norma sea “urgente” o “sencilla”.

A partir de ahí, los cruces de acusaciones. Por ejemplo, el Grupo popular señala abiertamente a Ciudadanos como el “culpable” de que la Ley de Farmacia no pueda salir adelante y de romper un supuesto compromiso. “Es una vergüenza como ha actuado C’s en los últimos meses. Han cambiado hasta cuatro veces de criterio”, indica Raboso. Sin embargo, desde la formación naranja se defienden asegurando que “el PP ha pretendido tramitar una ley fundamental para la salud de los madrileños y con más de 200 enmiendas por lectura única y sin debate previo”.