La maquinaria ya está en marcha. Los gestos que definen la forma de la ‘nueva política’ deben dar paso a gestos que definan su nuevo fondo
| 2016-12-02T11:30:15+01:00 h |

Mucho se ha hablado de los gestos con los que la denominada ‘nueva política’ ha llegado al paisaje institucional: desde la indumentaria a un discurso más cercano a la gente, pasando por bajadas de sueldo, viajes en transporte público o renuncias a determinados ‘privilegios’… Pero la maquinaria ya está en marcha y no es que estos gestos ya no sean necesarios; pero sí son insuficientes. Ahora se trata de gestionar los problemas y las expectativas de los ciudadanos. Los gestos que definen la forma de la ‘nueva política’ deben dar paso a gestos que definan su nuevo fondo. El Senado perdió la semana pasada una oportunidad de oro para abrir en las Cortes Generales una Mesa de Trabajo en torno a la Sanidad. Podría no haber servido para nada; podría haber servido para mucho o para poco… Lo importante son los gestos que se derivaron de ella y cómo la ‘nueva política’ intercambió los roles de sus protagonistas.

Para empezar, hablamos de una enmienda pactada entre PP y PSOE en torno a la política sanitaria general, lo cual en sí ya dice mucho de dos ‘viejos partidos’ poniendo en práctica aquello que quiere definir a la ‘nueva política’: acuerdos. Eran nueve puntos, que no sólo hacían referencia al germen de un posible acercamiento en el Parlamento, sino también al copago farmacéutico, al FOGA, a un fondo sanitario para financiar los CSUR y los medicamentos huérfanos o una propuesta para el uso conjunto de tecnología de alto coste entre las comunidades autónomas. Además, se trataba de una enmienda pactada entre PP y PSOE en el Senado, donde la representatividad es muy diferente a la del Congreso. En la Cámara Alta el PP mantiene su mayoría absoluta. Podría limitarse a haber votado en contra.

El PSOE también hizo concesiones. Ni la universalidad ni el Fondo de Cohesión aparecían citados como tal en la enmienda, aunque Martínez Olmos ya advirtió que si se abría el proceso de diálogo habría que hablar de todo, incluida también la financiación de la sanidad.

Pero mientras esto ocurría, los argumentos en contra (sobre todo los de Podemos y el grupo vasco) siguieron insistiendo en declaraciones de incompatibilidad. No sólo no tiene sentido de cara a la ‘nueva política’; también es difícil de entender que, en un momento en el que muchos ponen en duda la utilidad del Senado, algunos de sus miembros se pongan piedras en su propio camino.