E.M.C. | viernes, 12 de abril de 2019 h |

El Ministerio de Sanidad ha acogido esta mañana una jornada sobre buenas prácticas en terapia celular en la que se ha puesto de manifiesto la posición privilegiada que ocupa nuestro país en el contexto internacional, como primer país del mundo en investigación en este terreno.

En un momento marcado por el abanico de posibilidades que están abriendo las terapias avanzadas, los expertos no bajan la guardia ante un viejo enemigo, el fraude en terapias celulares, con mensajes recurrentes sobre, por ejemplo, el plasma enriquecido con factores de crecimiento que han calado entre los ciudadanos o los trasplantes de células de placenta de animales.

Sobre este punto la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yoti, ha remarcado que es importante que los ciudadanos entiendan que aquellas prácticas que no están incorporadas en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, carecen de aval científico.

La directora de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, María Jesús Lamas, ha destacado la importancia de ver cómo comunicar a la población general la importancia de estos medicamentos, un aspecto en el que, en su opinión, existe un trecho de mejora.

“No nos hemos hecho referentes ni los investigadores ni la agencia en este tipo de información cuando se acude a otras fuentes y se cree o se solicitan terapias absolutamente inverosímiles”, ha subrayado.

Por su parte, Raquel Yoti, ha destacado los elementos que han permitido llegar al momento actual para diseñar el futuro. En su opinión, el liderazgo es uno de los puntos fundamentales. “En 2003 se apostó por una línea clara, que es el conocimiento y la inversión económica en terapias celulares desde lo público, que permitió que los investigadores que ya estaban recibieran el apoyo en sus líneas de investigación”, remarcó.

Además, la directora del Carlos III ha destacado que se trata de un sistema muy garantista, ante un tema “muy delicado”. El banco nacional de líneas celulares y la Comisión de garantías para la donación y utilización de células y tejidos humanos son dos elementos fundamentales en palabras de Yoti. No en vano, “estamos de hablando de algo con implicaciones también éticas y jurídicas”, tal y como ha indicado.

En este sentido, consideró básico trasladar a la población el mensaje de que “las células que están donando se destinan al uso que se debe, siendo conscientes de que no debemos ser un impedimento para el avance de la ciencia”.

Todo esto, según ha puntualizado, tiene un enorme impacto económico y posee un gran valor industrial. “Nos queda camino por recorrer y es cuestión de ver como la inversión pública, que también contempla el papel de los trabajadores y las estructuras de investigación en hospitales y universidades, y que va a dar lugar a productos y medicamentos, revierte en la propia sostenibilidad del sistema. Hay camino por recorrer desde el punto de vista regulatorio, para garantizar la colaboración público privada y ver cómo el esfuerzo realizado revierte en el sistema público”, ha declarado.

En referencia a este tema, Fernando Carballo, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) ha puesto el acento en la necesidad de cumplir con la fase final de la investigación y trasladar los avances al paciente. La mayor utilidad de las sociedades científicas, en cualquier caso, está en hacer efectiva una buena difusión sobre lo que está sucediendo en terapias celulares.

Desde la perspectiva de los pacientes, la secretaria general de la AGP, Natacha Bolaños, ha destacado que la función de los pacientes es ayudar a gestionar las expectativas del colectivo ante un determinado fármaco. Bolaños admite también el deber de participar en la divulgación de un mensaje equilibrado.

En su opinión, el rol de los pacientes ha evolucionado y es preciso incorporar su visión para aportar una perspectiva diferente en el diseño de los ensayos clínicos y también en el registro de los resultados.