Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 13 de diciembre de 2019 h |

Los desabastecimientos se han convertido en causa de preocupación en el sector sanitario europeo. Hasta ahora, los agentes de la cadena del medicamento habían dado muestras de su compromiso a título individual, manifestado bien a las instituciones comunitarias o de los Estados miembro su disposición a trabajar para mitigar estas situaciones. Conscientes de que es preciso redoblar los esfuerzos, han decidido ahora hacerlo conjuntamente. Las patronales de la industria farmacéutica —la Efpia, Medicines for Europe y la Aesgp—, de los distribuidores mayoristas y de los farmacéuticos de la industria han firmado un posicionamiento conjunto en el que piden un diálogo con las autoridades europeas y nacionales que permita implementar “soluciones efectivas” con las que gestionar las causas raíz de los desabastecimientos en el corto, medio y largo plazo, en lugar de limitarse a aplicar “requerimientos cortoplacistas desproporcionados” a lo largo y ancho de la cadena de suministro que podrían provocar, alertan, un efecto contrario. En el eje de esta disertación están las políticas de fijación de precios y reembolsos.

Y ello es así aunque este posicionamiento es claro a la hora de empezar aclarando que los fallos en el suministro no responden a un único factor, sino a una suma de factores: económicos y regulatorios, pero también relacionados con las tareas de producción y con la propia cadena de suministro. Pero, sin duda, ninguno de ellos es tan complejo y puede generar efectos tan perjudiciales como los primeros.

La tormenta perfecta

“El uso de medidas cortoplacistas de contención de costes es una factor de impredictibilidad en el mercado farmacéutico que puede conducir a fallos en el suministro”. Esta frase aglutina el sentir del sector farmacéutico ante las principales medidas que vio proliferar en los años de la crisis económica, muchos de las cuales se mantienen a día de hoy: “políticas de precios limitadas a la reducción arbitraria de precios y mecanismos artificiales de control de precios”, como el Sistema de Precios de Referencia Internacional, “que no tienen en cuenta que los diferentes entornos competitivos de los mercados”; mecanismos de devolución “que sitúan la responsabilidad del cumplimiento presupuestario en los actores de la industria en lugar de en los gobiernos” para crear un marco de política farmacéutica sostenible, y sistemas de subastas al estilo andaluz, ante el cual el posicionamiento del sector es claro: “Cuanto mayor sea el número de proveedores, menos pacientes se verán expuestos a posibles fallos en el suministro”.

Lo cierto es que, desde 2009, el sector farmacéutico europeo lleva alertando de las posibles consecuencias de este tipo de medidas. Combinadas con los cambios globales a nivel regulatorios y en los procesos de producción, el resultado, según el sector farmacéutico, es que hoy estamos siendo testigos de una ‘tormenta perfecta’ en el mercado farmacéutico, que va “en detrimento de una cadena de suministro fiable y predecible”.

Un entorno de precios predecible

La necesidad de un liderazgo a nivel europeo que consiga reconectar a los fabricantes de medicamentos, a los reguladores, a los pagadores y a los proveedores de asistencia sanitaria es la que ha llevado a los agentes de la cadena de suministro a tomar la delantera en el asunto de los desabastecimientos y la que ha llevado a Medicines for Europe a remitir al equipo de Ursula Von der Leyen una carta abierta, pidiendo que la prevención de los desabastecimientos sea una prioridad política en los primeros 100 días de la nueva Comisión Europea.

Conseguir un entorno de precios y reembolsos predecible es la clave para las patronales europeas del sector; la condición de mercado más deseable para cualquier titular de autorización de comercialización que se precie, puesto que provee de incentivos para quienes quieren entrar y también permanecer en un mercado. Por ello, animan a que las políticas farmacéuticas europeas de los Estados miembro de la UE se reconfiguren para convertirse “en una combinación de políticas” dirigidas a asegurar la sostenibilidad, no sólo de los sistemas sanitarios, garantizando que los medicamentos llegan a los pacientes; premiando el acceso, y no penalizándolo.

El punto de partida: aclarar conceptos

Entrando en el terreno de lo concreto, algunas de las acciones propuestas por el sector apuntan a recompensar las acciones llevadas a cabo por la industria para garantizar la continuidad del suministro o asegurar una adecuada información para todos los agentes. A nivel político se sitúan otras peticiones, como el establecimiento de un mecanismo de cooperación que coordine las políticas nacionales para reducir el riesgo de posibles desabastecimientos; la introducción de medidas que reduzcan la complejidad y los costes regulatorios o que se articulen políticas transversales entre los ministerios de Sanidad e Industria —por ejemplo, directrices de compra pública— para estimular la inversión en fabricación.

El primer reto que presenta el debate sobre los fallos en el suministro no es ninguno de los enumerados, sino uno conceptual. La escasez de medicamentos está definida de varias maneras en la literatura: cuando el suministro no puede satisfacer la demanda; cuando el suministro se interrumpe; cuando el medicamento, por cualquier causa, no puede ser entregado; cuando el medicamento no está disponible para el paciente… Los investigadores llevan tiempo sugiriendo que abordar de manera eficaz los desabastecimientos precisa, por encima de todo, de una definición comúnmente aceptada que sea lo suficientemente amplia como para abarcar todos los aspectos descritos.