Siguiendo las recomendaciones de la Airef recogidas en un informe, y como así se refleja en el Plan de Estabilidad 2019-2022 remitido a Bruselas, el Gobierno prevé en el “horizonte temporal más inmediato” implantar las subastas de medicamentos a nivel nacional. En este sentido, según ha podido saber EG de fuentes socialistas, el Ejecutivo apuesta por implantar un modelo semejante al de las conocidas como “subastas eléctricas” que rigen la compra de la electricidad en España (con las salvedades propias aplicables al sector del medicamento). Incluso, ya se maneja una denominación ‘interna’ para el futuro sistema: “subastas dinámicas de medicamentos”.
Estas mismas fuentes defienden este nuevo concepto de subastas que se está sopesando como una “evolución” del modelo ‘nacido’ en Andalucía —aún vigente pero de próxima supresión— . Un nuevo modelo en el que, a través de “modificaciones puntuales” se evitarán algunos de los problemas constatados en esta región como pueden ser los desabastecimientos, a la vez que se mantienen los “importantes ahorros” que desde el PSOE se insiste en recordar que consigue este sistema.
Para entender los planes gubernamentales, cabe recordar cómo funcionan las subastas (dinámicas) eléctricas en España. En el sector eléctrico, cada empresa generadora de luz ofrece su electricidad en el mercado a un precio determinado, teniendo en cuenta la demanda estimada que se producirá al día siguiente. La OMIE —la entidad encargada de organizar el mercado nacional eléctrico —, escoge las mejores ofertas/precios en orden ascendente —de más barata a más cara— hasta poder cubrir toda la demanda que hayan realizado las comercializadoras. Ahora bien, al final del proceso todas las empresas generadoras deben cobrar lo mismo por el precio de la luz, y el precio ‘final’ será el de la última oferta de las empresas generadoras de luz con las que se haya completado la demanda. Dicho de otra manera, la oferta más cara de las ‘usadas’ es la que acaba estableciéndose como precio común a abonar.
Así las cosas, y de vuelta a un hipotético traslado al ámbito del medicamento financiado por el SNS, frente a las subastas andaluzas, en este modelo no se hablaría de un único (exclusivo) laboratorio adjudicatario para cada presentación sometida a concurso, sino que se seguiría una suerte de ‘orden’ por las compañías que hayan ofrecido sus medicamentos al precio más bajo. Así, en función de la demanda (consumo) de cada medicamento, puede que se satisfaga con un única compañía o haya que recurrir a más de un fabricante. El precio ‘final’ y común que pagaría el Estado a todas las compañías suministradoras sería aquel que hubiera fijado el último laboratorio al que se haya tenido que recurrir.
Este modelo no obligaría a un compromiso ‘de partida’ del primer ofertante de poder abastecer todo el mercado —como sí se refleja en los contratos de Andalucía y que no siempre se cumple— sino que, una vez agotadas sus existencias, se proseguiría a saldar la demanda con el segundo ofertante del precio más bajo y así sucesivamente hasta recurrir a cuantos laboratorios hagan falta (en el orden ascendente de precios ofertados). Parece difícil que una única compañía puede acaparar todo el suministro de ciertos medicamentos de un país, en especial los de mayor consumo.
Preguntas en el aire
Ahora bien, una de las primeras preguntas que surge radica en la periodicidad de estas subastas nacionales de medicamentos. En el caso del mercado eléctrico, las ofertas y las compras de luz se realizan (actualizan) diariamente, lo que acarrea una constante fluctuación de precios. Parece difícil que en el ámbito del medicamento se pueda hablar de ofertas diarias y de “previsiones de consumo” con las que se maneja el mercado eléctrico, si bien la receta electrónica sí puede ‘ayudar’ a estas estimaciones y ofrecer datos “a tiempo real”. Cabe recordar que los precios de referencia se actualizan anualmente.
Precisamente, otra de las cuestiones radicaría en el encaje o convivencia de estas subastas dinámicas de medicamentos con esa principal herramientas reguladora existente en España como es el sistema de precios de referencia. Ahora bien, cabe recodar que en el citado Plan de Estabilidad remitido por el Gobierno a Bruselas también se alude a una “nueva definición” del sistema de precios de referencia en el “horizonte temporal más inmediato” y una “modificación” del mismo a acometer antes de 2021. Unas actuaciones que quizá estén arrastradas por estas nuevas subastas nacionales de medicamentos.
Otros ‘subtipos’ de subastas dinámicas
No obstante, las “subastas dinámicas” también presentan otras variantes más allá del modelo usado en el sector eléctrico que también podría contemplar el Ejecutivo. Por ejemplo, existen subastas por un precio fijo a largo plazo —variante que se asemejaría al sistema de precios de referencia, en cuanto que se establece anualmente un precio para cada presentación al que las compañías deben acogerse para no quedar fuera de la financiación—, pero también subastas por capacidad —que, aplicado al medicamento, podría ser el compromiso de capacidad de abastecimiento—. Precisamente, según vienen recogiendo medios económicos, el propio Gobierno está ya estudiando estos modelos para su introducción en el mercado eléctrico y evitar las excesivas fluctuaciones que puede tener el precio de la luz según el día o momentos del mismo.
Sea como fuere, las mismas fuentes socialistas concretan a EG que aún no hay nada puesto ‘negro sobre blanco’ en torno a un posible nuevo modelo de subastas de medicamentos y actualmente solo se está definiendo el ideario en torno al mismo. Un ideario en el que, atendiendo las peculiaridades y regulación del mercado farmacéutico, sí se sopesa que parta de un modelo de subastas dinámicas.