E.M.C. Madrid | viernes, 29 de junio de 2018 h |

Por su situación privilegiada en primera línea con el paciente, el médico de familia le acompaña en todos los momentos de su vida, también en la etapa final. Un estudio elaborado por miembros de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic, por sus siglas en catalán), ha analizado los elementos relacionados con la prevalencia y la mortalidad de las personas con enfermedades avanzadas y las necesidades paliativas en la comunidad.

El estudio refleja que un uno por ciento de la población adulta que atienden los médicos de atención primaria requiere cuidados paliativos. Según estos datos, publicados en la revista Atención Primaria, dos de cada tres pacientes con enfermedad avanzada mueren al cabo de tres años. Además, la mayoría de los pacientes avanzados, que pueden llegar a sufrir más de seis enfermedades al tiempo, fallecen finalmente como consecuencia de su enfermedad principal.

Patología y mortalidad

Los autores del estudio destacan que la enfermedad que precisa un componente paliativo más prevalente es la demencia, seguida de fragilidad y síndromes geriátricos. En último término quedarían, según las conclusiones de este trabajo, patologías como el cáncer o las enfermedades crónicas avanzadas.

El trabajo ha sido llevado a cabo en
Barcelona, sobre una muestra de más de 22.800 adultos mayores de 15 años. De este total, 251 pacientes tuvieron necesidades paliativas, de las que un 56,5 por ciento eran mujeres, con una media de 85 años. Además, alrededor del 80 por ciento de estos pacientes presentaban más de dos enfermedades crónicas al mismo tiempo.

Un dato que han destacado los autores del estudio es que en el 90 por diento de los casos la causa de la muerte coincide con la enfermedad principal del paciente. Sobre este punto, los autores destacan que supone “un sólido argumento para adoptar propuestas proactivas de atención y de procesos de planificación anticipada de las decisiones”.

Necesidades no cubiertas

Todos estos datos refuerzan la conclusión principal, y es que un 1 por ciento de la población adulta que se atiende en los centros de salud sufre una enfermedad avanzada y presenta una alta probabilidad de morir precozmente, además de necesidades complejas no cubiertas.

Entre las conclusiones también destacan que la identificación de esos pacientes es “factible y válida y constata que la cronicidad avanzada, la fragilidad y la complejidad clínica conforman el paradigma de paliativos actual, y desplazan la tradición oncológica”, puntualizan.

A partir de aquí, los autores sugieren que se debería promover la adaptación del modelo de atención a estos nuevos contextos provocados por la cronicidad evolutiva de la comunidad, así como desarrollar nuevas competencias por parte de los profesionales de la atención primaria.

Dentro de ese uno por ciento, alrededor de la mitad son personas con demencia o fragilidad avanzada, mientras un 13 por ciento tiene cáncer y un 37 por ciento presenta enfermedades crónicas graves de órgano, como insuficiencia cardiaca, EPOC, insuficiencia renal, etc.