En periodismo se suele utilizar la expresión ‘Good news, no news’, que viene a decir que las buenas noticias realmente no son noticias. Acostumbrados a que lo negativo sea más noticiable, los anuncios de avances en materia sanitaria son, sin duda, la excepción que confirma la regla. Y es que poder escribir que los ensayos clínicos en terapias avanzadas superan ya el millar en todo el mundo, y que el 58 por ciento de estos se encuentran ya en fase II de desarrollo, es realmente una muy buena noticia.
Lo es porque se trata de investigaciones en un campo, el de la medicina regenerativa, que está llamado realmente a revolucionar el abordaje de muchas patologías; y también porque es sinónimo del buen estado de salud del que goza una industria que sigue avanzando para que sus innovaciones lleguen al mercado.
La radiografía del sector que realiza la Alliance for Regenerative Medicines (ARM) muestra un escenario realmente positivo, donde las terapias génicas, con genes modificados, las terapias celulares o la ingeniería de tejidos dejan de ser ya ciencia ficción para ser ciencia real. Oncología es el área donde más protagonismo cobran estas innovaciones. De hecho, 2018 pasará a la historia de la medicina como el año en el que las primeras terapias CAR-T lograron alcanzar la barrera de las agencias regulatorias y, de hecho, ya se están administrando en diferentes hospitales, incluidos algunos españoles.
Pero ya se habla de terapias CAR-T de nueva generación y, solo en los primeros meses de 2019 son numerosos los avances clínicos que se han anunciado en el campo, por ejemplo, de la inmunooncología de base celular. Ahora, como todo, queda despejar las dudas que toda gran innovación trae debajo del brazo: su financiación. España, por el momento, ya está haciendo los deberes con un Plan Nacional de Terapias Avanzadas a la altura de lo que va a llegar.
La radiografía del sector que realiza ARM muestra que las terapias avanzadas dejan de ser ciencia ficción para ser ciencia real