Carlos B. Rodríguez Madrid | martes, 06 de septiembre de 2016 h |

La candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, ha planteado la posibilidad de sancionar a las compañías farmacéuticas que aprueben “incrementos de precios no justificados” para medicamentos que llevan mucho tiempo en el mercado, destinando el dinero recaudado en estrategias que fomenten el acceso y la competencia. La nueva propuesta electoral de Clinton se suma a su agenda ya conocida para reducir los precios de los medicamentos de prescripción y pasaría por formar un grupo de trabajo compuesto por representantes de las agencias federales (Medicare, Medicaid) y asesorado por expertos independientes en cuestiones de precios, de los grupos de pacientes y por reguladores locales y estatales.

La primera tarea de este grupo sería la de establecer los criterios que determinen qué es un incremento de precio injustificado en el caso de medicamentos que llevan tiempo en el mercado. Para ello revisaría, entre otros factores, la trayectoria y evolución de los precios del fármaco, posibles cambios en los costes de producción y su valor relativo de cara a los pacientes.

Doble objetivo

Las medidas adoptadas en función de dicha revisión apuntan a dos objetivos: en primer lugar aumentar la disponibilidad de tratamientos ante un incremento injustificado de precios en un producto; en segundo lugar, actuar directamente sobre esos incrementos, penalizándolos.

De cara al primer objetivo, el plan de Clinton haría posible realizar “compras de emergencia” de versiones alternativas. Existe un precedente para ello: el programa federal Vacunas para Niños lleva años usando este método para garantizar la disponibilidad y el suministro de inyectables. Asimismo, se podría autorizar la “importación de emergencia” de fármacos, algo que la candidata ya ha defendido durante la campaña electoral y que también se ha practicado por la FDA en el pasado ante situaciones puntuales de desabastecimiento.

Las multas a las compañías también persiguen dos fines distintos: prevenir a otras compañías ante intentos similares y apoyar la competencia en el mercado farmacéutico estadounidense. Según Clinton, este enfoque cuenta con precedentes que, si bien no son exactos, pueden ser considerados “versiones” del mismo. Cita para ello los descuentos aplicados en los programas federales en respuesta a incrementos de los precios. Asimismo, en algún programa de Medicaid, los fabricantes deben hacer frente a descuentos adicionales si sus precios crecen por encima de la inflación.