| viernes, 22 de marzo de 2019 h |

La historia de las terapias CAR-T es, en buena parte, la historia de Emily Whitehead, la niña que con 5 años fue diagnosticada de leucemia linfoblástica aguda y que hoy es una niña sana de 12 años, tras haber recibido, en 2012, la terapia genética en un hospital de Pensilvania.

La historia de Emily Whitehead puede ser también la historia de muchos pacientes, como también ha sido la de muchos otros antes que ella. No hay que olvidar que las terapias avanzadas —terapia génica, terapia celular y terapia de tejidos— son nada más (y nada menos) que el ejemplo más reciente de terapia disruptiva, como en su momento fueron las vacunas, la insulina, la penicilina, los anticuerpos monoclonales y, más reciente, los fármacos de nueva generación para el virus de la hepatitis C (sofosbuvir y los que siguieron).

No guardamos recuerdo de cómo todas esas innovaciones acabaron incorporándose como opciones reales de tratamientos. El caso es que hoy lo son. Seguramente todas en su fase de innovaciones disruptivas se enfrentaron a las mismas dificultades.

Hay que mirar con confianza el reto que plantea la introducción de las CAR-T, cuya dificultad radica en dejar a un lado la idea de competencia. Lograr que la multidisciplinariedad traspase las fronteras del hospital y se convierta en una auténtica colaboración público-privada; pasar de la colaboración a la complementariedad parece un paso pequeño de enormes repercusiones, pero que está a muchos kilómetros de distancia.

Hoy, las CAR-T académicas e industriales se miran de reojo y recelosas unas de otras. No parecen ser conscientes de que se necesitan. Hay tantas Emilys Whitehead, con tantas variaciones posibles, que solo yendo juntas será posible el mejor acceso para cualquier paciente (sea infantil o adulto) y con enfermedades tanto frecuentes, como raras. Es un nuevo paradigma, sí. Pero ya lo hicimos antes. Y lo volveremos a hacer.

Las CAR-T académicas e industriales se miran de reojo y recelosas. No parecen ser conscientes de que se necesitan.