El acceso a medicamentos asequibles hace tiempo que dejó de ser una preocupación exclusiva de países en vías desarrollo para convertirse en una preocupación global. Delegados de la OMS y de organizaciones de la sociedad civil han vuelto a pedir una mayor transparencia en relación a los costes de los procesos relativos a la I+D de medicamentos y su producción, durante un foro organizado en Johannesburgo (Sudáfrica) en torno a la necesidad de impulsar un “precio justo” para los medicamentos a nivel mundial. La novedad, en esta ocasión, radica en el consenso que parece existir en torno a las posibilidades de un nuevo equilibro. La esperanza radica en un puñado de iniciativas que parecen poner de manifiesto que los países pueden dar un paso hacia una mayor transparencia a la hora de compartir información.
El precio de los medicamentos se ha convertido en caballo de batalla para la Organización Mundial de Salud, que en breve tiene previsto lanzar una consulta pública on line para recopilar opiniones y sugerencias que permitan consensuar una definición de lo que realmente constituye un “precio justo” de los medicamentos. “La innovación médica tiene poco valor social si la mayoría de las personas no puede acceder a sus beneficios”, dijo Mariângela Simão, directora general adjunta de Medicamentos y Productos Sanitarios de la OMS, en el foro de Sudáfrica. “Se trata de un problema global de derechos humanos: todos tienen derecho a acceder a una atención médica de calidad”, añadió.
Desde la perspectiva de muchos países de ingresos medios y bajos, la falta de transparencia provoca que, en ocasiones, peguen por ciertos medicamentos más, incluso, que países más ricos. La búsqueda de iniciativas que permita mejorar el acceso a nivel global da ejemplos esperanzadores para quienes buscan ese cambio en el sistema. A nivel de cooperación intergubernamental, resulta interesantes, según los expertos, llevar a cabo compras conjuntas y el intercambio voluntario de información. Las primeras miradas se han dirigido por ello a los países englobados en la iniciativa BeNeLuxA. Sus resultados fueron considerados “prometedores” en el foro de Johannesburgo, y se considera un paso a imitar para negociar precios más reducidos. No fue la única herramienta destacada. También se reconoció la utilidad de la base de datos de la OMS sobre el mercado de vacunas a la hora de obtener precios más competitivos.