La batalla contra los desabastecimientos —con o sin estrategias acertadas— no solo se libra en España. Bélgica va a prohibir a sus distribuidoras farmacéuticas que realicen cualquier tipo de exportación paralela de medicamentos, aunque éstos no se encuentren afectados por problemas puntuales o crónicos de suministro dentro del país. En concreto, el Parlamento belga tiene previsto votar favorablemente a esta prohibición total en la sesión convocada para este 28 de marzo.
Según ha defendido su ministra de Salud, Maggie de Block, la decisión está encaminada a atajar la escasez de medicamentos en el país, si bien la prohibición engloba todo tipo de fármaco manejado por las distribuidoras en sus stocks.
Por su parte, la reacción de la patronal europea de la distribución (GIRP), que precisamente tiene su sede en Bruselas, ha sido inmediata. En un comunicado difundido este 26 de marzo, se muestra disconforme con esta medida que, indican, no solo supone “una violación flagrante de la libre circulación de bienes y servicios establecidos en el Tratado de la Unión Europea”, sino que “no solucionará” los problemas de escasez de ciertas medicinas en el país.
Para el GIRP, la medida parte de un “diagnóstico erróneo”, el cual sería achacar los problemas de desabastecimiento “temporales” a las (hasta ahora legales) exportaciones paralelas de las distribuidoras nacionales. Y es que, para esta patronal, “las razones reales de la escasez se encuentra en otras causas: problemas en la producción, transporte o suministro de materias primas, mala asignación de cuotas por los fabricantes para el mercado local, etc”.
Aunque desde el GIRP se muestran partidarios de abordar la escasez de medicamentos, inciden en que la prohibición de exportar “no contribuirá a mejorar la disponibilidad de medicamentos en Bélgica”. De hecho, apuntan, “en aquellos países donde ya se aplican restricciones limitadas a la exportación, la disminución de las situaciones de desabastecimiento no ha sido significativa”.
Por todo ello, desde GIRP se considera que los “grandes beneficiados” de esta prohibición será los fabricantes, mientras que los perjudicados serían los pacientes.