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SANDRA PULIDO Madrid | viernes, 06 de julio de 2018 h |


Julio Bobes:
“Los efectos psicosociales siempre estaban allí como un posible complemento a determinar”


Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), acerca a GM las ventajas que va a ofrecer el big data en esta especialidad y las barreras que todavía están por superar.

Pregunta. ¿Qué nos están ofreciendo las bases de datos en psiquiatría?

Respuesta. El big data es una gran oportunidad como ocurre en otras especialidades pero especialmente en los temas donde está involucrada la salud mental. Los factores psicosociales tienen todavía más peso que en otras especialidades y esos datos referidos a esos factores, tradicionalmente han sido difíciles de manejar, no están bien recogidos y sobre todo, no están obtenidos para determinar el peso que pueden tener en la evolución de las enfermedades mentales.

De modo que es una fuente muy importante para complementar los datos biológicos y eso implica mejorar la comprensión de los orígenes de algunas formas de comportamiento que hasta hace poco tiempo sabíamos que tenían importancia pero no sabíamos cuanta. En definitiva, hemos avanzado mucho más en medicina desde el punto de vista biológico pero los efectos psicosociales siempre estaban allí como un posible complemento a determinar. Entonces, la posibilidad de trabajar con gran cantidad de datos nos va a poder dar la parte complementaria del estado de salud.

P. ¿Se utiliza ya en la práctica clínica?

R. Poco, claro. Sabemos que ahí tenemos un filón muy importante, no solo para mejorar el entendimiento de las enfermedades mentales, sino para saber también como es el curso, las repercusiones y el impacto que tienen en las personas en todos los aspectos de la vida.

P. ¿Qué es lo que hace falta aún?

R. Nos falta que todos los datos que tenemos de los pacientes estén recogidos en historias electrónicas. Digamos que tenemos la historia electrónica de hace una década y todo lo anterior se está volcando en los ordenadores que están destinados para ello. Y la otra forma es que renunciemos al pasado y pongamos punto 0 como si hubiésemos empezado en el año 2000. Pero hay regiones en las que empezaron antes, otras después, otras en las que no se pueden hacer los volcados todavía… Hay todavía una heterogeneidad de situaciones que no permiten conseguir datos de toda España. La historia clínica computarizada tampoco es única por tanto en algunas regiones tenemos más datos y en otras menos así que deberíamos organizar también un acuerdo nacional para ver qué es lo que se considera el conjunto de datos básicos mínimos. En el pasado nos conformábamos con seis u ocho parámetros y eso era porque no teníamos capacidad de ordenar los datos.