La Comisión Europea, representada por Kurt Vandenberghe, director general de la DG CLIMA, ha informado a los eurodiputados de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI) acerca de los avances en las negociaciones internacionales sobre el clima de la COP30.

La trigésima edición de este encuentro internacional se celebrará en Belém (Brasil) del 10 al 21 de noviembre y abordará temas climáticos clave, como la financiación climática para los países en desarrollo, la transición hacia las energías renovables y la protección de las selvas tropicales y las comunidades indígenas. Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) hasta 2035 también ocuparán un lugar destacado en la agenda.

“Es una nueva oportunidad para redefinir prioridades”, apuntan los eurodiputados. En este contexto, Vandenberghe ha asegurado que el papel de liderazgo de los países en desarrollo buscará conseguir que los países menos desarrollados, los más vulnerables, no quedan abandonados. “La ambición de mitigación es especialmente importante para los países del G20, que suponen todos juntos un 80% de las emisiones globales”, ha puntualizado.

Por otra parte, ha asegurado que, desde la Comisión Europea, se va a promover la “tarificación del carbono” a nivel mundial. “Es irreal pensar que en el futuro haya un precio global para el carbono, pero sí podríamos contemplar posibles sumideros de carbono y, para ello, estamos estableciendo una task force”, ha informado.

Por el buen camino

Los datos más recientes muestran que la Unión Europea va por buen camino para cumplir sus compromisos legalmente vinculantes de alcanzar la neutralidad climática (cero emisiones netas) para 2050 y superará el objetivo de 2030 de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55%, si se implementa toda la legislación según lo acordado.

De hecho, los datos de 2023 muestran que la UE redujo sus emisiones en más de un 8% con respecto al año anterior, lo que supone una reducción del 37% en comparación con los niveles de 1990.

Además, en 2024, la Comisión Europea preparó una comunicación que recomendaba el objetivo de reducción de emisiones del 90% de cara a 2040, tal y como ha recordado Vandenberghe. En este sentido, el eurodiputado de S&D, César Luena, ha pedido a la Comisión que presente un proyecto con este objetivo de reducción del 90% para 2040.

Sin embargo, la UE solo es responsable del 6% de las emisiones globales, por lo que resulta fundamental que otros países también actúen. De este modo, la UE insta a todos los principales emisores a cumplir sus promesas, ir más allá y alcanzar el máximo nivel de ambición posible para mantener el objetivo de limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C.

En este sentido, los eurodiputados apuntaron que países contaminantes como China o India tienen que asumir sus responsabilidades. “La transición climática exige un modelo justo que garantice que el intercambio de emisiones entre países no comprometa la competitividad industrial ni perpetúe desigualdades económicas”, ha recalcado Lídia Pereira, del PPE.

¿Qué se logró en la COP29?

La COP29 fue considerada como una de las conferencias más importantes para el financiamiento climático desde 2009, cuando los países desarrollados acordaron el objetivo de movilizar 100.000 millones de dólares por año en contribuciones entre 2020 y 2025. En 2023, la UE y los Estados miembro movilizaron 28.600 millones de euros en financiación climática procedente de fuentes públicas y 7.200 millones de euros adicionales de financiación privada.

En concreto, esto fue lo que se logró en la COP29:

  • Nuevo objetivo cuantificado colectivo, o NCQG, un objetivo de financiamiento climático actualizado para acelerar la acción climática que refleja las crecientes necesidades financieras de los países en desarrollo y la escala de acción requerida para limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
  • Acuerdo para triplicar el nivel actual de contribuciones financieras del sector público, alcanzando los 300.000 millones de dólares anuales, para 2035, y ampliar la base mundial de contribuyentes a la financiación climática. 
  • Papel reforzado a los bancos multilaterales de desarrollo, maximizando el apalancamiento y el impacto de los fondos públicos mediante la captación y movilización de una importante financiación privada. Acuerdo para que la financiación combinada de todas estas fuentes deba alcanzar, al menos, 1,3 billones de dólares estadounidenses anuales para 2035.
  • Posibilidad de que los países puedan transferir los créditos de carbono obtenidos por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para ayudar a otros a cumplir sus objetivos climáticos.
  • Nuevo estándar, respaldado por la ONU, para las compensaciones de carbono de alta calidad, y nuevas normas para el registro y seguimiento de las transferencias internacionales aportarán transparencia a los acuerdos bilaterales sobre carbono entre las partes, lo que permitirá una reducción y eliminación de emisiones rentable.