Las muestras de solidaridad con las zonas más afectadas por el Covid-19 se han disparado, en paralelo al avance la epidemia. Y es que esta reacción, como el virus que tiene en jaque a medio mundo, es más que contagiosa.

Las compras masivas de mascarillas en las farmacias madrileñas por parte de ciudadanos chinos, afanados en enviar provisiones a sus compatriotas, son un reflejo ínfimo de un impulso que alcanza hoy gigantescas proporciones.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom, lo ha puesto sobre la mesa: “Este brote pone a prueba nuestra solidaridad, a nivel político, financiero y científico. La investigación es una parte integral de la respuesta”.

Sus palabras sonaban en el marco de una reunión en Ginebra, organizada en colaboración con la Global Research Collaboration for Infectious Disease Preparedness, una alianza mundial de organizaciones internacionales de financiación que invierten en la preparación y la respuesta ante las epidemias.

Existe el compromiso de que los frutos de la investigación lleguen a los países menos favorecidos

Su presidente, Yazdan Yazdanpanah, ha cogido el testigo con la intención de seguir movilizando, coordinando y armonizando las contribuciones para hacer posible la investigación necesaria para afrontar la crisis y detener el brote.

Sin perder de vista, además, que esta labor ha de guiarse por consideraciones éticas y de que es fundamental garantizar un acceso equitativo.“Tenemos que asegurarnos de que se compartan los datos y se llegue a los más necesitados, en particular los que se encuentran en países de ingresos bajos y medianos”, indicó.

Desde la aparición del Covid-19, varios miembros de esta red han lanzado solicitudes de financiación para responder a la emergencia. Aquí se enmarca la donación 10 millones de euros del Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea para avanzar, entre otros puntos, en un manejo más eficiente de los pacientes infectados.

También los 20 millones de libras con los que los principales financiadores del gobierno británico premiarán las iniciativas que mejoren el diagnóstico y comprensión del virus, o los 10 millones de libras de la entidad benéfica Wellcome.

La Fundación Bill y Melinda Gates también ha comprometido hasta 100 millones de dólares para acelerar vacunas y tratamientos.

Al margen de esta iniciativa, las aportaciones para la causa se multiplican. Una de ellas es la de Jack Ma, multimillonario chino y cofundador de Alibaba, que donará el equivalente a 13 millones de euros a través de su fundación.

Respuesta política y económica

Desde el ámbito político, EE.UU. se prepara para gastar 100 millones de dólares en asistencia a los países afectados, mientras su presidente, Donald Trump, ha entregado 100.000 dólares de su sueldo al Departamento de Salud norteamericano para apoyar los esfuerzos nacionales frente al coronavirus.

Desde el ámbito económico, el Banco Mundial plantea 10.000 millones de euros para hacer frente al Covid-19, una cifra que incluye donaciones y préstamos a países de ingresos bajos y medianos.

Miles de mascarillas con la mejor intención

En el origen de la epidemia, el suministro de mascarillas a la población ha sido una de las medidas de salud pública adoptadas por las autoridades chinas. Antes de que el coronavirus iniciara su periplo por el resto del mundo, las muestras de solidaridad se canalizaban en parte mediante el envío de material médico y este tipo de productos.

Un ejemplo es el de Roche Farma, que donó a la filial china un cargamento de 25.000 mascarillas quirúrgicas.

Desde el Vaticano, poco antes de que el coronavirus iniciara su andadura por Italia, las comunidades cristianas del país y la farmacia vaticana recaudaron 100.000 mascarillas con destino al foco original del Covid-19.


Noticias relacionadas: