El grupo de Farmacia Neuropsiquiátrica de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) ha celebrado recientemente la IV Edición de las jornadas sobre controversias en Farmacia Neuropsiquiátrica. El tema seleccionado en esta ocasión ha sido ‘Patología dual. ¿Abordaje basado en la evidencia o en la experiencia?’
Amaya Rojo y Miriam Celdrán, farmacéuticas hospitalarias y coordinadoras de la jornada, expusieron que, “las evidencias epidemiológicas acumuladas en las últimas décadas indican que los trastornos duales no deberían considerarse como excepción en la práctica clínica diaria y, si bien es cierto que ha aumentado el número de publicaciones y trabajos que versan sobre patología dual, estamos lejos de tener una evidencia sólida sobre el manejo y el tratamiento”.
Dos redes asistenciales
“Existen, además, dificultades añadidas: un único paciente tiene que imbricarse en dos redes asistenciales -adicciones y salud mental-, dando lugar al ‘síndrome de puerta equivocada’, duplicando recursos y sometiendo al paciente al contacto con diferentes profesionales que, a pesar de su excelencia, cuentan con escasas vías de comunicación y coordinación. Es por ello que se hace necesario un abordaje multidisciplinar coordinado del paciente dual y, dentro de este abordaje, para el grupo de farmacia neuropsiquiátrica de la SEFH es una obligación tratar de generar evidencia en torno a este tipo de pacientes”, explicaron las coordinadoras.
Las jornadas estuvieron divididas en dos mesas enfocando cada una de ellas en las controversias en el manejo de la depresión y la psicosis comórbidas respectivamente. Marina Rodríguez, moderó la primera sesión en la que participaron Enriqueta Ochoa (psiquiatra) y Beatriz Salazar (farmacéutica hospitalaria) destacando la complejidad que supone el manejo de estos pacientes desde el diagnóstico hasta la selección del tratamiento más adecuado.
Se apostó por la necesidad de tratar ambas patologías de manera precoz y simultánea destacando que, “el tratamiento de la depresión no mejora el TUS así como una mejoría en el consumo no implica la resolución de los síntomas depresivos. La coexistencia de ambos trastornos, empeora el pronóstico, aumenta la gravedad de la sintomatología, reduce la respuesta a antidepresivos e incrementa el riesgo de suicidio”.