Las mujeres constituyen la mayor parte de la fuerza laboral en el ámbito de la salud y los cuidados, pero, aun así, están infrarrepresentadas tanto en la ciencia y la tecnología, como en la educación. Asimismo, en lo que respecta a la progresión profesional, en estos campos laborales existen diferencias significativas entre géneros que no permiten un correcto progreso de las mujeres. Por ejemplo, hay evidencia de que estas publican menos artículos.

“Vemos que las mujeres hacen una contribución extraordinaria a la salud mundial, pero aún no reciben la misma recompensa que los hombres en cuanto a salario, liderazgo o progresión profesional”, asegura Catherine Duggan, directora ejecutiva de la Federación Internacional de Farmacéuticos (FIP siglas en inglés).

Por ello, la FIP ha publicado un conjunto de recomendaciones con las que mejorar el entorno laboral para mujeres involucradas en ciencias farmacéuticas y farmacia. Desarrollado por un Grupo de Trabajo de la FIPWiSE (FIP Women in Science and Education) y con la colaboración de la World Health Professions Alliance (WHPA), esta iniciativa tiene como objetivo ofrecer herramientas para generar y mantener ambientes de trabajo alentadores.

Estos indicadores, explican sus autores, pueden ser implementados tanto por profesionales, como por legisladores o por las propias empresas. Y, con ellos, además, crear conciencia sobre la importancia de los entornos de prácticas positivas para las mujeres en la ciencia y la educación.

Diferenciadas en cinco categorías, los autores hablan de cinco factores clave que sustentan estos entornos de práctica positiva:

  1. Igualdad de incentivos para el mismo trabajo. Por ejemplo, en salarios, becas, días de vacaciones o reconocimiento del trabajo, entre otros.
  2. Equilibrio trabajo-vida, con recursos como horas de trabajo y plazos flexibles, o trabajar desde casa,
  3. Crear entornos de trabajo seguros y de apoyo, mediante la intencionalidad, la conciencia y la resiliencia.
  4. Oportunidades de desarrollo profesional, reconocimiento y empoderamiento, a través de una educación continua, un aumento en los deberes y responsabilidades o aumentar la participación en organizaciones profesionales, por ejemplo.
  5. Mujeres en liderazgo. Entre las acciones sugeridas por los autores se encuentra apoyar el equilibrio entre la vida personal y laboral, participación temprana en el liderazgo o el acceso a recursos y oportunidades de liderazgo.

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