28th European Congress of Clinical Microbiology and Infectious Diseases (ECCMID)

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CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 27 de abril de 2018 h |

El uso inapropiado de antimicrobianos es común y una de las principales razones para el desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos. Es por ello que, como explica José Miguel Cisneros, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), los programas de administración de antimicrobianos han demostrado ser esenciales para mejorar el uso de antibióticos, pero su implementación y sostenibilidad no son fáciles de lograr.

Durante el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Eccmid), Cisneros puso en valor los resultados, así como el impacto ecológico del Programa Integral de Prevención, Control de las Infecciones relacionadas con la Asistencia Sanitaria y uso apropiado de los Antimicrobianos (Pirasoa) en Andalucía.

Hay que recordar que esta iniciativa nació con el objetivo de hacer un registro de infecciones por bacterias, para tener datos cuantificados de los pacientes que mueren por infecciones de este tipo. De manera que se hablen de datos reales y poder medir la magnitud del problema. A su juicio, este tipo de programa “ha disminuido el consumo general y mejorado el perfil de prescripción de agentes antimicrobianos”.

También ha permitido un impacto ecológico y clínico positivo que incluye una reducción de la incidencia de microorganismos resistentes a múltiples fármacos.

“El programa tiene un componente para el control de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria, lo que sin duda ha contribuido a estos resultados”, señaló el presidente de Seimc.

A través de estos programas, los profesionales consiguen prescribir menos antimicrobianos con mayor impacto ecológico y eligen otros más eficaces y de menor impacto.

Además, hay que tener en cuenta que el uso racional de este grupo de fármacos en los centros de salud y hospitales supone también una medida de ahorro, eficiencia y sostenibilidad.

Por su parte, Federico Foschi, especialista en Tübingen, Alemania, comentó los beneficios de este tipo de programas. De hecho, presentó resultados de un estudio centrado en el impacto de la bacteria Clostridium difficile en la duración de la hospitalarización.

A su juicio, es una herramienta clínica factible y efectiva que puede conducir a la reducción de los costes y al uso de antibióticos.