Vicente Escudero, farmacéutico de la Unidad de Oncohematología del Gregorio Marañón.

Con la premisa de dar una información de calidad adaptada e individualizada a la realidad de cada paciente, el servicio de Farmacia Hospitalaria en Oncohematología del Hospital Universitario Gregorio Marañón ha pilotado el Sello de Calidad en Información Multidisciplinar al Paciente Oncológico. Una de las personas del servicio que ha desarrollado esta acreditación, es el farmacéutico Vicente Escudero, quien explica a GM lo que ha supuesto para el servicio una certificación así. El sello está impulsado por Fundamed con el aval de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y el apoyo de Beigene.

“El objetivo es dar formación e información para que los pacientes tengan, cada vez, mayor autonomía y capacidad de autocuidado”, apunta Escudero.

En realidad, todo este trabajo, dice, va en la línea de la mejora continua de la calidad, la seguridad y la atención que reciben los pacientes. “Además de haber participado en el pilotaje y haber desarrollado este sello, nos anima mucho porque es un estímulo”.

¿Por qué es importante la aparición de esta certificación?

Escudero recuerda que cada vez los pacientes oncohematológicos son más complejos, los tratamientos hacen que los pacientes vivan más y, por tanto, sean más crónicos y con demanda de mucha información. “De ahí la importancia del sello”.

El experto apunta a la coordinación, algo en lo que incide este sello por su carácter multidisciplinar. “Una coordinación a través del hospital y también garantizando ese seguimiento y comunicación de los pacientes a lo largo de todo el proceso oncológico en los distintos niveles asistenciales”.

Escudero recuerda la adaptación de los servicios de farmacia en los últimos años. Hay que tener en cuenta, asegura, los distintos perfiles de pacientes que existen, al igual que los distintos tratamientos. “Contar con algo que unifique, es decir, con esta certificación, nos permite tener garantías de que la información que trasladamos a los pacientes es de calidad, útil, y adaptada a las necesidades. Por tanto, nos ayuda a mejorar la autonomía y la capacidad de autocuidado de los pacientes”.

En este sentido, es el objetivo que persiguen los servicios con este sello, dejar a un lado la información clásicamente pasiva y pasar a una más activa, “para darle herramientas a los pacientes y que puedan participar en la toma de decisiones”. Una cuestión prioritaria para estos profesionales es que el paciente pueda identificar de forma precoz los efectos secundarios y saber cuándo consultar a los profesionales. “Este cambio está relacionado con toda la parte de humanización que estamos trabajando”.

Además de la comunicación con el paciente, no hay que pasar por alto la comunicación también entre el farmacéutico y el profesional sanitario. De esta manera, como explica Escudero, al paciente le da una gran confianza el saber que tiene un farmacéutico disponible bien de forma física, en las unidades de pacientes externos, en los hospitales de día, en los pacientes ingresados, o bien de manera remota (vía telefónica o nuevos sistemas de comunicación). “Al final un paciente es paciente los 365 días del año y no solo el día que viene a la consulta. El hecho de disponer de un farmacéutico es una complementariedad total a la información”.

¿Cómo se ha pilotado el cuestionario?

El cuestionario ha sido elaborado por todos los farmacéuticos de la Unidad de Oncohematología. “Nos hemos basado tanto en modelos previos que había para pacientes oncológicos, así como en nuestra experiencia. También hemos tenido en cuenta estándares publicados”. El experto concreta: desde el modelo CMO de la SEFH; el documento de Gedefo de entrevista clínica y de atención farmacéutica; hasta el gold estándar a nivel internacional como QOPI de ASCO, o los cuestionarios del ISMP del Instituto de la Seguridad de los Medicamentos Relacionados con el Área de la Oncología, que también han consultado. “Al final esto se ha plasmado en las más de las 50 preguntas”, índice. Un cuestionario que, en definitiva, recoge aspectos relacionados con la gestión y la calidad de la información, haciendo hincapié en muchos puntos no solo en la información propiamente dicha, también en los sistemas de calidad que tienen los servicios de farmacia. ¿Cómo se forman os farmacéuticos para informar a los pacientes? ¿Cómo se planifican? ¿Y la coordinación con otros profesionales? ¿Cómo es la interlocución? Estas son algunas cuestiones que resuelve este cuestionario, además de recoger aspectos como la disponibilidad del farmacéutico de manera presencial o remota, la individualización de la información al paciente, etcétera. “Es una revisión detallada del día a día”.

Con todo, para Escudero es importante hacer esta labor de autoevaluación del servicio. “Es algo que vamos a transferir a nuestros pacientes y por ello animo a todos a que lo soliciten”. Para el experto, esta evaluación permite hacer una profunda reflexión sobre qué cosas se pueden mejorar. Una labor de mejora continua cuya traslación revierte en el paciente. “Nuestro fin último”, acota Escudero.