Juan Pablo Ramírez MADRID | miércoles, 07 de septiembre de 2016 h |

El Hospital Universitario de La Ribera ha emprendido durante sus 16 años de historia un proceso de transformación con el objetivo de adaptar el sistema sanitario a las necesidades del paciente. Este esfuerzo es una de las claves del éxito de este centro hospitalario, que ha sido reconocido con el Premio BiC a Mejor Hospital.

El principal cambio se encuentra en la concepción del hospital, no como el eje fundamental del sistema, sino como “una parte del proceso asistencial integrada en una red de servicios sanitarios, entre los que se incluye además del hospital, la atención primaria, el domicilio, los servicios sociales, la residencia de ancianos…”, explica Alberto de Rosa, consejero delegado del Grupo Ribera Salud, que gestiona este hospital de La Ribera, así como otros centros sanitarios de la Comunidad Valenciana.

Otro de los retos a los que ha debido hacer frente La Ribera en este periodo es el paciente crónico. El grupo ha puesto en marcha en los hospitales que gestiona un plan específico. “Tenemos un sistema de información que nos permite conocer cuál es la situación de todos y cada uno de los ciudadanos en cada área de salud”, explica De Rosa. Esta estrategia facilita la segmentación del paciente en diferentes niveles, “desde menor necesidad de asistencia enfocado más a temas de promoción de la salud hasta los de mayor necesidad”, añade el consejero delegado de Ribera. Con este fin han puesto en marcha un portal de salud online que ha permitido comunicar a 100.000 pacientes con sus médicos y enfermeros.

Protagonista del modelo Alzira

La puesta en marcha de este hospital supuso el nacimiento de un nuevo modelo de gestión dentro de la sanidad pública. “Este proyecto fue el primero de colaboración público-privada en España, era la primera vez que se aplicó un modelo capitativo como modelo de financiación dentro del SNS”, explica De Rosa.

El consejero delegado del grupo destaca una serie de hitos adicionales: “La integración de hospital y atención primaria con una única historia clínica digitalizada compartida entre los profesionales, el primer centro completamente informatizado y un modelo de incentivación a los profesionales basado en actividad y calidad”.

Este carácter pionero dentro de la sanidad española ha convertido al hospital de La Ribera en caso de estudio de dos de las principales universidades del mundo: la de Berkeley, en California, y la de Harvard, en Boston. “Los resultados son extraordinariamente positivos”, desvela.

Precisamente de esta apuesta inicial que realizó Ribera Salud surgen las bases de la política para potenciar su estrategia orientada a la eficiencia y la sostenibilidad. “Es imprescindible para hacer una buena sanidad contar con estrategias en sistemas de información, un modelo innovador de recursos humanos y una gestión clínica más moderna”, afirma De Rosa.

Áreas de eficiencia

Los sistemas de información juegan un papel clave en la estructura del Grupo Ribera Salud y en concreto de este hospital. “Resultan imprescindibles para medir todo lo que hacemos y los resultados en salud”, señala De Rosa. La segunda pata consiste en conseguir la implicación de la plantilla. El hospital ha logrado este objetivo con un plan de recursos humanos. El modelo salarial cuenta con una retribución fija, “similar a la del sistema público”, y otra variable, que depende de la labor del profesional sanitario: los datos de actividad, de calidad y los resultados en salud. “Se trata de contemplar toda la aportación de valor que hacen los profesionales al sistema”, explica el consejero delegado, que añade que “cualquier esfuerzo o generación de valor que aporta el profesional debe ser recompensado: un artículo científico, la tutoría de Mir, la participación en los ensayos clínicos…”.

En tercer lugar, la gestión clínica, que permite “una visión longitudinal para trabajar con otros niveles asistenciales y otras áreas como los servicios sociales”, añade De Rosa.

Este trabajo se refleja en las encuestas de satisfacción de los pacientes. “El 91 por ciento valora la atención como muy satisfactoria”, afirma. Los índices son altos, como “en todo el sistema público”. Pero más allá del grado de aceptación. “El 94 por ciento de la población desconoce si los servicios son prestados por un modelo de gestión privada o un modelo de gestión pública. No le preocupa quién gestiona sino cómo se gestiona”,advierte.