Por Manuel Naves Díaz, (Presidente de la Sociedad Española de Investigaciones Óseas y del Metabolismo Mineral).

Las facturas por fragilidad son la consecuencia final y más grave de la osteoporosis, proceso patológico que conlleva unos huesos menos resistentes y que estos se rompan tras una caída no traumática, algo que en ausencia de osteoporosis no ocurriría. En España, 2,8 millones de personas sufren osteoporosis, de las cuales 2,2 millones son mujeres. En concreto, la prevalencia se sitúa en torno al 22,5 por ciento en mujeres y 6,8 por ciento en hombres, una cifra muy parecida a la de los países europeos de nuestro entorno.

Una fractura por fragilidad va a condicionar la calidad de vida de quien la sufre. Representa un aviso muy serio, pues casi el 300 por ciento de las personas que la padecen tendrán una nueva fractura. Se calcula que una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura por fragilidad a lo largo de su vida.

Datos preocupantes e infravalorados

Como resultado del envejecimiento poblacional, el número de fracturas por fragilidad –y en consecuencia el gasto sanitario— van a experimentar un notable aumento. De hecho, si seguimos a este ritmo, de las más de 300.000 fracturas por fragilidad diagnosticadas clínicamente en 2017 (con un coste económico directo de 4.200 millones) pasaremos previsiblemente a gastar 5.500 millones en 2030. Es decir, vamos en camino de incrementar el gasto sanitario un 30 por ciento en poco más de 10 años. Datos claramente infravalorados. Piensen, además, en que solo se diagnostica, por ejemplo, entre el 10 y el 20 por ciento de los casos de fractura vertebral, una de las fracturas por fragilidad más prevalentes e invalidantes. ¿Cuál es el impacto económico real en el sistema sanitario del 80 o 90 por ciento restante? Lo desconocemos.

Merma de la calidad de vida

Más allá del coste, hay que hablar de la persona. Quien sufre fracturas por fragilidad experimenta una importante merma de la calidad de vida. Es una pérdida física y emocional: las actividades cotidianas y los niveles de relación e interacción social se modifican completamente. Las fracturas no solo afectan a la morbilidad de los pacientes. También representan un importante riesgo de mortalidad en los años siguientes a la misma, fundamentalmente en el caso de la fractura con consecuencias más graves: la de cadera.

Actuemos

Es hora de actuar. Si potenciamos la implantación de sistemas de detección de estos pacientes que sufren fracturas por fragilidad a consecuencia de la osteoporosis, reduciríamos algo más de 1.000 nuevas fracturas al año y ahorraríamos 20 millones de euros. Superemos la evidente falta de sensibilidad al manejo de las fracturas por fragilidad que existe en el ámbito clínico: en la actualidad, no se evalúa ni valora bien a estos pacientes ni el riesgo que tienen de sufrir nuevas fracturas. Convenzamos a las autoridades sanitarias de la necesidad de prestar más importancia a la osteoporosis, necesidad que se refleja en la inexistencia de programas de detección y prevención como sí ocurre con otras enfermedades crónicas como la hiperlipidemia y la diabetes para poder establecer las recomendaciones oportunas y necesarias con las que disminuir el riesgo de fractura.

“Si implantamos sistemas de detección de pacientes con fracturas por fragilidad por la osteoporosis, reduciríamos algo más de 1.000 nuevas fracturas al año y ahorraríamos 20 millones de euros”

Los tratamientos que existen en el mercado no curan una enfermedad crónica como es la osteoporosis, pero sí mitigan y reducen considerablemente sus efectos. Pese a ello, más del 40 por ciento de pacientes con alto riesgo de fractura no reciben ningún tipo de tratamiento. Y más de la cuarta parte de los pacientes que sufrieron una fractura de cadera no recibieron tratamiento previo, aunque uno de cada cinco de ellos había tenido una fractura previa, tal y como indican diferentes estudios en nuestro país.

Por tanto, es fundamental detectar, sino a todos los pacientes con riesgo de fractura por fragilidad, sí al menos a los que la han sufrido. La prescripción de un tratamiento adecuado e individualizado disminuirá precisamente el riesgo de sufrir nuevas fracturas en un paciente que alargará su esperanza y calidad de vida.

Seiomm y la unidades de fractura por fragilidad

En este sentido, desde la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (Seiomm) consideramos que el establecimiento de las unidades de fractura por fragilidad (FLS) son un punto de partida ideal para captar al paciente con fractura por fragilidad, ponerle el tratamiento adecuado y seguir su evolución en el tiempo. La apuesta de Seiomm por estas unidades se concreta en un proyecto propio de creación de unidades de fractura: el FLS Excellence.

Estas unidades están inspiradas en la campaña “Capture the Fracture” (captura la fractura) de la IOF (International Osteoporosis Foundation). Con la participación de la Atención Especializada y su seguimiento en la Atención Primaria, el proyecto FLS Excellence podrá ayudar, estamos convencidos, a establecer medidas de reducción de riesgo de nuevas fracturas.