Si intentáramos nombrar las claves para una trayectoria exitosa en el sector de la salud, una de ellas sería el compromiso. Compromiso con la innovación, con la evolución de la ciencia, y, por encima de todo, compromiso con las personas. Porque, como compañía biofarmacéutica, nuestro foco siempre ha sido la mejora de la calidad de vida de quienes se han visto obligados a convivir con enfermedades graves apoyados en la ciencia y en la innovación.
Esta humanización de la medicina es la que acompaña todas las decisiones e iniciativas que llevamos a cabo desde UCB, algo que reflejamos incluso en nuestro lema “Inspirados por los pacientes. Guiados por la ciencia”. Una filosofía que, además, ha marcado nuestra larga trayectoria y nos permite celebrar este año el 50 aniversario desde nuestra llegada a España en 1974.
Como sociedad, a lo largo de estas décadas hemos vivido una evolución sanitaria en mayúsculas. Desde UCB, hemos tenido la oportunidad de participar en esta transformación construyendo historias junto a los pacientes desde áreas terapéuticas como la neurología, la inmunología y, en los últimos cinco años, también en enfermedades raras. Y qué mejor manera de celebrar esta trayectoria que poniendo en valor algunos de los hitos que hemos alcanzado junto a los profesionales, los pacientes y el panorama sanitario español.
En el caso de la inmunología, sobre todo en la última década hemos sido testigos de la evolución en las opciones de tratamiento con el lanzamiento de nuevas moléculas como Bimzelx para la psoriasis moderada o severa. Esto ha ido acompañado también de una mayor comprensión y visibilidad de las necesidades de los pacientes para responder al reto del impacto psicológico y el estigma que esta patología genera a causa de sus síntomas en la piel. Y crecemos para avanzar y dar mejor respuesta al paciente reumatológico. En enero de este mismo año, hemos lanzado dos nuevas indicaciones de Bimzelx para la artritis psoriásica y la espondiloartritis axial, contribuyendo al tratamiento de estos.
Del mismo modo, hemos podido contribuir al desarrollo de Evenity, la primera terapia en los últimos diez años para pacientes de osteoporosis con alto riesgo de fractura.
También hemos visto cómo el compromiso continuado con la neurología ha derivado en un mejor abordaje de patologías como la epilepsia. En los últimos 50 años, esta área se ha enriquecido no solo con la llegada de nuevas opciones terapéuticas como Fintepla, para síndromes infantiles poco frecuentes como Lennox-Gastaut o Dravet, sino también con una mayor visibilidad de la enfermedad en forma de campañas de concienciación y de oportunidades de intercambio de conocimiento entre profesionales, como el Curso de Invierno de Epilepsia que impulsamos en UCB desde hace 20 años, para ir mejorando la práctica clínica y la atención a pacientes. Todo, con la voluntad de combatir grandes retos como la farmacorresistencia o el diagnóstico tardío.
Del mismo modo, esta larga trayectoria también ha dado paso, en los últimos cinco años, al énfasis en nuestro compromiso con la investigación de soluciones terapéuticas para enfermedades raras como la miastenia gravis, una patología que según la Federación Española de Enfermedades Raras afecta a 700 nuevas personas cada año y supone un enorme impacto en la calidad de vida a causa de un diagnóstico complejo y una amplia variedad de síntomas neuromusculares.
Volviendo a las claves para mantener una larga trayectoria en el ámbito biofarmacéutico, junto al compromiso con la ciencia y las personas, también es fundamental el compromiso con la colaboración. Ya lo dice la célebre frase de Hellen Keller: “Solos podemos hacer poco, juntos podemos hacer mucho”. Por ello, al mirar atrás en estos 50 años es fundamental poner en valor el papel de la creación de sinergias con otros agentes de la salud, desde fundaciones hasta asociaciones de pacientes u organizaciones especializadas en la innovación.
“En estos 50 años es fundamental poner en valor el papel de la creación de sinergias con otros agentes de la salud”
Y, en esta línea, tan importante es la colaboración externa como la interna. Desde luego, todo este conjunto de aprendizajes, logros y crecimiento no hubiera sido posible sin la involucración de nuestros equipos. Hoy, más que nunca, es fundamental contar con colaboradores que compartan un mismo propósito que actúe como catalizador y guía a la hora de tomar decisiones, fomentar la motivación y unir a las personas. Esto es especialmente cierto en el campo de la salud, porque todos quienes nos dedicamos a él debemos ser conscientes en todo momento de que nuestro trabajo es por y para los pacientes y sus entornos.
Sin embargo, aunque el camino recorrido en UCB ha estado lleno de hitos, nuestro sector se enfrenta todavía a grandes retos por resolver en los años venideros. Desde ampliar el acceso a fármacos innovadores, hasta la promoción de la sostenibilidad del sistema sanitario y la búsqueda de soluciones terapéuticas para aquellos pacientes que padecen enfermedades menos frecuentes y que, por ello, tradicionalmente se han visto afectados por una inversión significantemente inferior a otras enfermedades más prevalentes. Está en nuestra mano promover el cambio.
Impulsados por medio siglo de evolución, celebramos los últimos 50 años y afrontamos el futuro con afán por seguir al lado de los pacientes. Un futuro en el que, algún día, esperamos formar parte de la historia de la salud con hitos como un control de la progresión de las epilepsias (o incluso su prevención), un amplio abanico de opciones terapéuticas para enfermedades raras o un mayor acceso a terapias para que todos los pacientes en países donde operamos puedan acceder a nuestros tratamientos. Siempre, con un enfoque humanista de la salud caracterizado por el compromiso con la ciencia y, en el centro de todo, con las personas.